El tiempo y la erosión del mar carcomen su pintura. Barcos con cubiertas envejecidas y llenas de polvo que pasan los días en el Puerto Deportivo de Ceuta sin que sus propietarios los reclamen. El último lote de navíos retirados ascendió a 84, una cifra que acarrea tras de sí un gasto medio de 150.000 euros para la entidad.
Llevan años sin que nadie los cuide o navegue en ellos. La mayoría son embarcaciones recreativas con su sitio asignado de forma fija, pero, también, hay otras que son de tránsito, es decir, que ocupan un hueco de forma temporal.
Mehdi Amin, director gerente del Puerto Deportivo, pasea entre las vallas azules del recinto. Muestra una de estas embarcaciones. Pertenece a un señor francés que estaba de paso y que la dejó allí a su suerte. Algunas personas incluso se han interesado en comprarla, pero, como no está en manos del Puerto Deportivo, sigue varado.
“Lo dejan aquí sin ningún tipo de documentación. Te despiertas con él aquí, pero no sabes de quién es”, señala. Esta misma historia se repite con diferentes dueños y por distintos motivos.
La muerte o la incapacidad para afrontar costes son las dos situaciones fundamentales que provocan este quebradero de cabeza a los puertos de toda España. Los propietarios, en caso de estar vivos, ven que la salida más rápida y fácil es dejarlos abandonados.
Ya sea por una avería de gran calado que no merece la pena ser arreglada en términos financieros o por insolvencia económica, el impago supone en torno a 1.500 euros anuales de pérdidas por navío solo en el amarre, un monto que aumenta conforme pasa el tiempo.
El último registro y retirada de naves reveló que la más antigua lleva al menos dieciocho años y, la que menos tiempo, alrededor de los cinco. A estas 84 barcas se suman las que aún permanecen a flote y las que actualmente se encuentran en el astillero en tierra.
Al coste estimado hay que añadir el precio de convertirlas en chatarra una vez que ya está resuelto el proceso. Esta vez serán en torno a los 30.000, según los cálculos de Amin. “Son barcos de fibra. Tienen un tratamiento especial. La media está entre los 2.500 y los 3.000 por cada uno”, aclara. “Además, por estar en Ceuta, tienen que cruzar el Estrecho con su maquinaria. Quitar todo lo que teníamos almacenado ha costado ya más de 30.000 y esto también supondrá la misma cifra”, apunta.
Los expedientes de abandono de las 84 embarcaciones ya se han iniciado e incluso una parte de estos casos han quedado reflejada en el BOE. El procedimiento aún sigue abierto y, como mínimo, ello supondrá unos dos meses más. “No depende de una sola administración. Si el dueño aparece y hace cualquier comentario, este para”.
Disponer de una marina seca y de la colaboración de la Autoridad Portuaria hacen más llevadero el asunto, pero, aún así, desde el Puerto Deportivo esperan que, en algún momento, se den una serie de medidas que aceleren el procedimiento. Sin embargo, ello implica ocupar este espacio para esta cuestión y no dedicarlo de forma plena para otras labores que son de mayor interés para la entidad.
“Nosotros tenemos la suerte de que entienden el problema y están por la labor para aplicar la ley. Eso hace algo más sencilla la gestión. Aunque sea así, el trámite son unos tres o cuatro meses desde que se inicia y si el dueño aparece y lo recurre, al final ese periodo se convierte en un año. Si se acude a la vía judicial, puede ser más”, detalla el director gerente.
“El procedimiento también tiene una sanción para los dueños. Ahí la administración hace un embargo de las nóminas o de las cuentas”, traslada. “Al final, el que no lo quiere, si este está más o menos en condiciones lo podemos restaurar y vender. Si hay diálogo todo tiene soluciones, pero muchas veces te encuentras con esto y no sabes por dónde empezar”, reflexiona.
España estudia la implantación de una reforma de la Ley de Puertos del Estado, así como de la de Navegación Marítima. La intención es modernizar la normativa vigente relacionada con las infraestructuras portuarias del país. Actualmente esta pretensión tiene forma de proyecto de ley y ha sido aprobado en el Consejo de Ministros. Contempla, en principio, la elaboración de un nuevo expediente de abandono.
“Nos llegó la noticia hace dos semanas desde la Federación de Marinas de España. No sabemos aún qué contiene el texto”, comenta Amin, quien, de momento reserva su opinión al respecto. Este borrador puede sufrir modificaciones antes de que se le dé luz verde. “Conocemos esta propuesta y que quiere facilitar la gestión. Aún no podemos valorarlo”, considera.
El aforo está completo al 90%. Son más de 425 plazas, incluidos aquellos atraques para las barcas de tránsito. Hay de base 367 y hay lista de espera. “Excepto si es un barco de 13 metros, sí que hay alguno vacío, pero de ocho para abajo hay demora. No tenemos sitio”, relata.
El problema más grave a juicio de Amin es el efecto negativo que pueden causar estas embarcaciones al entorno marino. “Necesitan un mantenimiento. Normalmente, los dueños vienen, hay muchos que lo hacen prácticamente todos los días”, menciona.
El peligro se encuentra en los materiales con los que cuenta y su carácter contaminante, como lo es la gasolina o el aceite. El problema surge, fundamentalmente, porque el propio personal del Puerto Deportivo no puede acceder a ellas al tratarse de propiedades privadas. “Cuando está en este estado, la revisión interna no podemos hacerla nosotros porque no tenemos autorización para ello”, especifica. “Solo podemos vigilar los cabos y si tiene una flotabilidad correcta. Puedes levantarte un día y encontrarte con una fuga de fuel y ya tienes aquí un derrame”, puntualiza.
A pesar del cuidado y de cerciorarse de que está bien amarrado, el temporal puede provocar que un navío pierda su sujeción y esté a la voluntad del mar. “Hay algunos de estos elementos que sí dependen del propietario. Aunque un marinero pase y lo vea, aquí hay más de 400”, expresa. “Si se suelta uno de ellos, hasta que sea visto, puede hacer un buen destrozo en otros que están cerca”, añade.
Las naves dejadas a la deriva del tiempo también son un asidero para otras personas. Menores que llegan a nado a Ceuta y que se cuelan en ellas para buscar refugio cuando cae la noche.
Amin indica que han avistado a estos chicos en los últimos días a raíz de los cruces que han llegado a los titulares de la prensa nacional. “Dormían en los barcos. Los encontrabas por la mañana en ellos”, apostilla.
Hay también quien aprovecha para tratar de colarse en el embarcadero y birlar. “Se meten en él, se esconden y después salen para robarlo”, asevera. No solo tratan de llevarse embarcaciones, también, en otras ocasiones otras pertenencias que se encuentren en barcas sin cerrar. “Este problema es bastante importante”, cuenta.
A pesar de las complicaciones que trae consigo el abandono de embarcaciones recreativas, desde el Puerto Deportivo catalogan su gestión como una necesidad. “Hay que dejarlo limpio, ordenado, con una buena imagen y disponer de atraques”, concluye.
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