Conmoción. Es la mejor palabra que define el sentimiento de una barriada como la de Villajovita, en Ceuta, que ha amanecido sin aún creerse la noticia de que Luis, un vecino querido por todos, había muerto a cuchilladas en la tarde noche de este miércoles en una acción perpetrada por su propio hermano. Todos lo recuerdan como una persona afable, pero sobre todo un amante de las plantas. Su casa, aún precintada por la Policía Nacional, es la viva imagen de su amor hacia ellas. Los vecinos que cada día se paraban a hablar con él, esta mañana empezaban a retirarlas y se las llevaban a sus propias viviendas para seguir cuidándoselas. Aún rotos de dolor y con las lágrimas visibles en sus rostros. No hay mejor detalle, que seguro que Pepe Luis, como así le llamaban cariñosamente, agradecerá allá donde esté.
Los vecinos de la barriada continúan incrédulos tras conocerse la noticia. En la misma mañana de ese trágico miércoles recuerdan que fue a desayunar a la cafetería de San Pablo, donde acudía habitualmente y, a la vuelta como siempre, se paraba con cada vecino para charlar sobre sus plantas y un perrito que había recogido hace apenas 50 días. Muchos de ellos conocieron la noticia por las sirenas de la Policía que resonaban en cada callejuela de la barriada. También entre los vecinos se fueron contando el suceso. Todos rompían a llorar. No podían creer lo que había ocurrido.
Una noticia que conmocionó a un barrio entero y que este jueves ha amanecido roto de dolor. Era una persona querida por todos. Su afición era cuidar unas plantas que luego vendía entre sus vecinos para sacarse algo de dinero. Siempre con su saludo por bandera y una sonrisa para todos ellos. Coinciden en que era un bellísima persona y servicial. Una persona que vivió durante toda su vida en Villajovita y donde ha dejado una huella imborrable.
Pepe Luis quedará en el recuerdo de todos los vecinos. Compartía casa con su hermano, con el que todos coinciden que no tenía una buena relación. Pero eso no fue un obstáculo para que los vecinos se pararan cada día en la casapuerta y hablarán de mil y una cosas. A parte de las plantas, era un amante del mar y de la pesca. Conversaba con los vecinos sobre sus ‘batallitas’. Al fin al cabo contaba su vida. Un hombre de 75 años, que guardaba cientos de historias para narrar y que sus vecinos escuchaban atentos. Era una manera más de demostrarle el gran aprecio que se le tenía.
Un hombre de los “pies a la cabeza” que se despide de la vida de una de las maneras más crueles. Los vecinos lamentan que se haya tenido que marchar de esa forma, porque no se lo merecía. Piden, una y otra vez, que ojalá en la otra vida pueda descansar como se merece. Las lágrimas siguen brotando en los ojos de cada vecino de la barriada, que seguirán con sus vidas, pero que tendrán siempre en mente a Pepe Luis. En Villajovita hoy reina el silencio.
“Era muy gracioso, hablaba mucho”, así describía una de las vecinas a Pepe Luis al micrófono de FaroTV. “Le gustaba mucho las plantitas y criaba pajaritos. Este año le contaba a todos los vecinos que había criado nueve”, así reflejaba su felicidad este vecino. Además siempre contaba todas las cosas de su vida con cara de ilusión. Eso hacía que los vecinos, no le pudieran negar la palabra y tenían que escuharlo los minutos que fuese. “Tenía una perrita de hace unos 50 días y estaba como loco con ella. Muchas veces yo se la cuidaba y le echaba de comer y ahora que ya no está me la quedaré para seguir cuidándola”
“Todo el día lo veías con las plantitas y dando vueltas con su perrita”, otra vecina de la barriada de Villajovita coincidía en lo mismo. No era cosa de una o dos personas, y es que su barrio lo conocía bien y él se hizo querer por eso todos los recuerdan de la misma forma y es seguro que lo tendrán siempre en la mente. “Yo la verdad es que lo he sentido mucho, cuando me enteré no me lo podía creer”. Como muchos de los vecinos fueron las sirenas de la policía las que hicieron alertarle que algó malo ocurría en su barriada.
“Ayer mismo –por el miércoles– fue a desayunar con mi marido a la cafetería de San Pablo”. Así empezaba a narrar otra vecina de la barriada que también se encontraba incrédula con lo que había ocurrido. “Él cuidaba y vendía sus plantas a los vecinos. Ayer mismo –por el miércoles– le dijo a mi marido, que había vendido tres plantitas a dos euros cada uno y que entonces lo invitaba a desayunar”, explicaba entre lágrimas. Y es que generoso era otro adjetivo que “lo identificaba”. “Todo lo poco que tenía siempre lo compartía con los demás”.
Muchos de los vecinos coincidían en que Pepe Luis no “merecía” morir así. Y es que murió de una manera muy cruel y eso hace que los vecinos rotos de dolor aún no se lo expliquen. “Era un hombre tan bueno que no merecía morir así. De esa manera tan cruel y siendo su propio hermano”, relataban mientras con un pañuelo se tenía que secar las lágrimas. “A mí cuando el vecino me contó la noticia, no me lo podía creer. Fui a su calle, donde solía verlo y ver esa escena fue muy triste. Todavía no me lo creo, era muy pero que muy buena persona”.
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