Apartir de mañana en Ceuta habrá que llevar el pasaporte covid para poder entrar en restaurantes, bares y cafeterías con un aforo igual o superior a 50 personas, locales de ocio nocturno, aí como en residencias de mayores y para girar visitas a enfermos hospitalizados.
La medida llega avalada por el TSJA y no se ha tomado a la ligera, sino a partir de la observación de los datos de la ciudad que no son buenos y que si no se toman decisiones como esta todo apunta a que podrían ser mucho peores en poco tiempo.
Es una decisión con la que no se quiere castigar a nadie, sino todo lo contrario. Lo que se busca con el uso de este pasaporte es evitar tener que tomar otras medidas más drásticas, como las asumidas durante el confinamiento, cuando se tuvieron que limitar horarios y aforos y cuando ir a tomar algo se convirtió en una misión casi imposible.
Esta es una forma de intentar no seguir castigando a un sector muy dañado por la pandemia, como es el de la restauración y la hostelería. Hay que verlo así, y colaborar con su puesta en marcha porque, al fin y al cabo, es solamente un mero trámite. La gran mayoría de la población está ya vacunada con su pauta completa, solo hay que llevar encima el documento que lo acredite y listo; lo demás va a seguir siendo exactamente igual. Podremos ir a disfrutar y, además, lo haremos con un poco más de tranquilidad al saber que las personas que comparten el espacio donde nos encontramos, están vacunadas contra el coronavirus.
No se entiende por todo ello como algunos se empeñan en criticar y poner trabas a una decisión que tildan de “injusta y arbitraria” y que pretenden recurrir olvidándose del bien de los ciudadanos y mirando solo el interés político. Mala decisión. Mala y confusa, porque con esto de la salud no se puede jugar ni se puede difundir una lectura que es incierta.
Lo que se pretende con la aplicación del pasaporte covid es cuidar la salud de todos y proteger aún más de lo que se intenta. No es de recibo que haya lugares en donde alguien no pueda estar tranquilo porque haya quienes opten por no vacunarse. Se ha demostrado que es una herramienta eficaz y si alguien quiere defender su libertad no administrándosela debe entender que esa libertad termina donde empieza la de los demás, que no tienen por qué tener una exposición gratuita.Los lugares en donde se pedirá este documento, con vigencia hasta el 7 de enero, serán los que pueden tender a masificarse. Una medida pensada para unas próximas fiestas navideñas en donde va a haber acumulación de personas se quiera o no y, precisamente por ello, hay que establecer un blindaje adecuado. Dentro de los márgenes de control legales este es uno de ellos, además el menos dramático para la economía porque supone proteger a los propios establecimientos, permitiendo su conversión en espacios seguros.
Ante esta medida, avalada por todo un TSJA, se puede buscar cualquier guerra política pero carece sentido porque no se trata de una decisión del Gobierno, sino de un paso dado objetivo sustentado en opiniones de expertos.