Ha llegado el mes de diciembre y nos tenemos que preguntar si está sucediendo algo extraño con el plan de barriadas. Hablamos de la ‘joya de la corona’ de la actual legislatura para el Gobierno, como así se han encargado de repetir en varias ocasiones tanto el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, como el consejero del área, Néstor García. Desde luego, según el planning que se había establecido y que se ha contado en varias ocasiones en las sesiones plenarias, la idea es que para este mes se licitara ya un grupo de las obras que se ejecutarán a lo largo del año que viene; luego, en febrero se repetiría la misma operación y en junio, el tercer paquete de obras. A lo mejor me equivoco, pero me parece que al ritmo que vamos, en diciembre no vamos a tener encima de la mesa en licitación el primer grupo de proyectos. Me gustaría que me corrigieran, porque ello sería bueno para el conjunto de la ciudadanía de Ceuta. Uno de los puntos que me preocupa igualmente es que los presidentes de barriadas no estén recibiendo la información adecuada para que conozcan en profundidad las distintas inversiones que se realizarán en el ámbito de competencia de sus respectivas asociaciones de vecinos. De manera independiente a que, a lo mejor, alguien está tomando a los presidentes como ciudadanos a los que no se les debe da la importancia necesaria, entiendo que se están equivocando, lo que si parece claro es que le están dando el trabajo ya sin posibilidad de cambios.
Es verdad que la base de este Plan de Barriadas que se está perfilando, confío en que sea así, porque se ha prometido una inversión de 40 millones de euros para el año que viene, tiene sus raíces en un Plan anterior que sí se consultó con los presidentes, pero hubiera sido bueno, desde luego, que en este trámite de perfilar las líneas maestras de este nuevo Plan hubieran tenido nuevamente audiencia los presidentes de las asociaciones de vecinos.
La realidad es lo que importante es que el Plan de Barriadas salga de una vez por todas adelante, porque ya son algunos años de retraso, ya que el anterior se quedó, en la práctica, en agua de borrajas.