Parte de la ornamentación interior de la linterna de la cúpula central de la Santa Iglesia Catedral se desprendió ayer debido a las fuertes precipitaciones que han asolado nuestra ciudad en las últimas semanas.
La humedad producida por esta causa, sumada a los movimientos de algunos de los pilares del deambulatorio terminaron de provocar el desprendimiento de la escayola.
En las labores de saneamiento fue necesaria la intervención del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento que trasladó hasta el templo la maquinaria necesaria para terminar de desprender la escayola sobrante. Esta tarea contó con la supervisión del arquitecto municipal, Javier Arnaiz, que llegó a la conclusión de que, aunque las deficiencias “no conllevan peligro”, sí se van a adoptar medidas que garanticen la seguridad de los fieles que acudan a la Catedral. Dicha medida consistirá en la colocación de una red de protección que evite que los posibles restos de escayola que aún quedan en la cúpula caigan sobre la nave central. “Al no haberse alcanzado toda la zona deficiente se va a colocar esta malla y también se prohibirá el acceso a la zona del centro”. Esta prohibición, no obstante, no afectará al lateral derecho del templo donde se continuarán desarrollando los cultos religiosos de la Catedral.
Después de este desprendimiento, la Ciudad encargará un estudio patológico de los pilares al Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) que determinará las causas del desprendimiento de cara a establecer una solución definitiva a las importantes deficiencias que sufre el templo. Para Arnaiz no es suficiente con “seguir parcheando” un edificio de tal envergadura, sino que es necesario ejecutar una actuación integral que pese a estarse ya acometiendo en la cubierta, las obras se han visto ralentizadas por motivo de las lluvias. “Aunque este retraso no va a afectar a los actos de Semana Santa”, apunta el arquitecto.
Este es el segundo desprendimiento que se produce en la Catedral en menos de un año. El primero de ellos, de mayor envergadura, tuvo lugar el pasado mes de agosto, suceso que dio lugar a que, tras numerosas gestiones desde la Consejería de Cultura, se consiguiera que el templo fuera incluido en el Plan Nacional de Catedrales. En ese momento se remitió un primer informe al Ministerio advirtiendo de la gravedad del estado del edificio. A tenor del nuevo caso, se remitirá nueva documentación a Madrid. “Una vez que tengamos el informe del arquitecto municipal se enviará para poder argumentar la urgencia de la intervención y que se agilice la licitación de la obra”, explica la subdirectora de Patrimonio, Cristina Bernal.
Precisamente el estudio de patología está pendiente de la consignación presupuestaria, así como de la redacción del proyecto. Un caso similar ocurre con la rehabilitación de una de las torres de las Murallas Meriníes, cuyo proyecto ya ha sido elaborado, aunque el inicio de las obras está pendiente de la adjudicación de las obras. Son dos de los asuntos que la consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu, elevará al Consejo de Patrimonio que se celebrará mañana en Santiago de Compostela, bajo la presidencia del director del Instituto de Patrimonio.
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