Mientras Ceuta se agota económica y laboralmente, no cesan de realizarse con muy buena voluntad planes estratégicos, estudios, debates o conferencias y ello sin resultado práctico alguno, a pesar del acuerdo alcanzado en Rabat por el Presidente Sánchez y el Rey de Marruecos. La frontera se abrió aportando de inmediato consecuencias positivas para el vecino del sur como la Operación Paso del Estrecho y ninguna en lo que se refiere a Ceuta. Ni siquiera lo más sencillo que habría sido la reapertura de la Aduana con Melilla se llevó a cabo, lo que indica las intenciones de Marruecos ante el silencio obediente de España.
Uno de los últimos estudios publicados ha sido el promovido por el eurodiputado Jordi Cañas y que se titula “Ceuta y Melilla: más España y más Europa”. Esas palabras pueden ser un atractivo slogan político con el que todo el mundo estaría de acuerdo en principio, pero que se tambalea al profundizar en la realidad diaria de Ceuta.
Mientras Ceuta se agota económica y laboralmente, no cesan de realizarse con muy buena voluntad planes estratégicos, estudios, debates o conferencias y ello sin resultado práctico alguno, a pesar del acuerdo alcanzado en Rabat por el Presidente Sánchez y el Rey de Marruecos”
Los sucesivos gobiernos españoles de la democracia han ignorado el posible desarrollo económico propio e independiente de Ceuta, remitiendo una importante subvención anual a la Ciudad Autónoma para conformarla, compensándole así de las reducciones del negocio en la frontera. Y algo similar ha ocurrido, como veremos, respecto a la Unión Europea.
El Más España nos mantiene como una isla energética ya muy avanzado el siglo veintiuno, lo que se denunció por enésima vez hace 15 años. Después de cuatro estudios al menos, nuestro país no negoció la entrada de Ceuta en la Unión Aduanera, con lo que la ciudad es nuevamente una isla a la que se trata como si fuera Japón y donde importar mercancías es un problema o comprar un simple libro por correo, supone afrontar gastos y gestiones varias. Más España firmó el Tratado de Schengen con una excepción para Ceuta y Melilla que nos obliga a recibir a los residentes en Tetuán que han colapsado la frontera desde hace años, junto a otras consecuencias negativas. Y como efecto colateral, los ceutíes deben identificarse con el DNI para pasar de la ciudad española de Ceuta a la ciudad española de Algeciras. Igualmente, nuestra España firmó el Tratado de la OTAN que dejó fuera de su cobertura a Ceuta y así seguimos después de la cumbre de Madrid, hasta hace poco con barcos de guerra rusos en nuestro puerto. Respecto a Marruecos y la apertura de la frontera, no existe un régimen de viajeros claro e igual para los dos países, con lo que no hay turismo de compras, tampoco se ha normalizado aún el paso de trabajadores transfronterizos, no existen ayudas para los empresarios que debieron afrontar dos años de aislamiento y desde luego sin recibir en Ceuta a los Reyes de España que en cambio han visitado todos los rincones de nuestro país.
Y si nos referimos a Más Europa, resulta que nunca se planteó considerar a Ceuta como una región ultraperiférica o similar, realizando un Plan de desarrollo regional para detectar sus singularidades y potenciar el futuro. Por eso no hay política de pesca, una actividad local perdida, ni se gestionó la pertenencia a la Unión Aduanera como tampoco se llegó a negociar desde Bruselas con Marruecos que implantara una Aduana normalizada. La ciudad ha ejercido de frontera sur de la Unión Europea, sin contrapartidas eficaces ni reconocimiento alguno. Esa Europa y esa España hicieron imposible el desarrollo industrial de Ceuta, al cortar la posibilidad de utilización de las Reglas de Origen, sobre todo porque por lo visto no es lo mismo la sanidad española y la de Ceuta.
Si nos referimos a Más Europa, resulta que nunca se planteó considerar a Ceuta como una región ultraperiférica o similar, realizando un Plan de desarrollo regional para detectar sus singularidades y
También a nivel local, se ignoró la propuesta realizada en 1995 de llevar a cabo un Plan Estratégico pero ejecutándolo. E igualmente ocurrió con la representación de Ceuta en Bruselas solicitada 27 años atrás. Hasta existía un lobby en los transportes marítimos del Estrecho que encarecía el precio de los viajes y tuvieron que ser particulares los que denunciaron la situación y llevaron la libre competencia a este sector que sigue manteniendo unos costes disuasorios.
Por eso, para que tanto estudio, sesiones y planes realizados con la mencionada buena voluntad, no sean tan solo palabras sin efecto práctico alguno, es preciso mirar también hacia el sur como se recomendó hace más de 25 años, negociar con conocimiento de la otra parte y pasar a los hechos, contando siempre con los empresarios, sindicatos y pueblo de Ceuta en general.
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