Conforme avanza la sequía, las actividades culturales en torno al agua se multiplican. La pasada semana se celebró en nuestro municipio una magnífica conferencia titulada “Siembra y cosecha de agua en Sierra Nevada” a cargo de dos ponentes bastante experimentados. Por un lado, José Mª Martín Civantos, Director del MEMOLAB de la Universidad de Granada, que ya ha recuperado casi 300 kilómetros de acequias tradicionales. Por otro lado Sergio Martos Rosillo, hidrogeólogo del Instituto Geológico y Minero (IGME), integrado como centro nacional en la Agencia Estatal del CSIC.
Me impactó mucho la brillante conferencia del Sr. Rosillo, que de forma tremendamente didáctica, y con una sólida fundamentación científica, nos explicó la situación de las aguas en Sierra Nevada. Sobre todo en la parte de la Cuenca del Río Dílar. Hizo una descripción del tipo de tierras que la rodean. Unas muy permeables, a través de las cuales, el agua se filtraba y llenaba los acuíferos. Otras bastante impermeables, que facilitaban que el agua procedente de las lluvias o deshielo de nieve circulara sobre su superficie a gran velocidad, una vez superada su capacidad de evaporización y de infiltración. Es lo que se denominan escorrentías. Todo esto hacía que el caudal del Río fuera bastante inestable y soportara grandes picos y desbordamientos, o persistente escasez en épocas más secas.
En estas circunstancias la recuperación de las acequias de careo, como método para “sembrar” el agua y distraerla en los acuíferos subterráneos durante las estaciones menos secas, era fundamental para que fuese brotando de forma natural poco a poco, estabilizando su caudal y pudiendo disponer de la misma también en verano. Según nos explicó, esta técnica, ya empleada por nuestros agricultores desde tiempos inmemoriales, podía ser una alternativa interesante para incrementar el caudal en más del 30% y así poder combinar de forma inteligente la utilización de agua para regadío, con el mantenimiento de un caudal ecológico para preservar su enorme vida y biodiversidad. Quizás por ello, desde el propio organismo de cuenca se está tramitando un proyecto para llevar a cabo esta recuperación. También nos habló de la necesidad de realizar talas controladas de pinos, para clarear el bosque y permitir la infiltración del agua.
Pero también los dos investigadores nos alertaron sobre los efectos de la denominada Paradoja de Jevons, que es un fenómeno económico que sugiere que a medida que las mejoras tecnológicas aumentan la eficiencia con la que se utiliza un recurso, la demanda total de ese recurso puede aumentar en lugar de disminuir. Su origen se puede situar en el siglo XIX, cuando la Revolución Industrial estaba en pleno apogeo y el carbón era la principal fuente de energía. La introducción de máquinas de vapor más eficientes se esperaba que redujera el consumo de carbón. Sin embargo, Jevons observó que la mayor eficiencia en realidad condujo a un aumento en el uso total del carbón. Este aumento se debía a que las mejoras en eficiencia reducían el costo operativo, lo que a su vez incrementaba la demanda de estas máquinas y, por ende, el uso de carbón.
Como en el caso del carbón en el siglo XIX, la Paradoja de Jevons también se puede observar en el uso del agua en tiempos modernos. A medida que las tecnologías de irrigación se vuelven más eficientes en el consumo de agua, uno podría esperar una reducción significativa en el uso total de este recurso vital. Sin embargo, las mejoras en eficiencia pueden resultar en un uso incrementado de agua porque las reducciones en el costo de uso pueden llevar a una mayor demanda. Por ejemplo, los sistemas de riego por goteo que utilizan menos agua para obtener el mismo resultado pueden hacer que la agricultura se expanda a áreas que antes no eran económicamente viables para el cultivo, aumentando así el consumo total de agua.
El Papa Francisco, cuyo funeral se celebra precisamente este fin de semana, también nos advirtió sobre las consecuencias del cambio climático en los recursos hídricos. En un mensaje, expresó su preocupación por los conflictos que podrían surgir debido a la escasez de agua, haciendo referencia a la llamada "Gran Guerra del Agua". Francisco enfatizaba la necesidad de una gestión sostenible y equitativa del agua para evitar que se convirtiera en motivo de conflictos y sufrimiento para millones de personas.
La Paradoja de Jevons resalta una verdad incómoda en la búsqueda de la sostenibilidad: las mejoras en eficiencia por sí solas no garantizan una reducción en el uso total de recursos. Para abordar de manera efectiva los desafíos ambientales y económicos, es crucial complementar las mejoras tecnológicas con políticas y estrategias que gestionen la demanda y que nos lleven a una utilización más responsable del agua, para garantizar el abastecimiento a las poblaciones, los caudales ecológicos y otros usos prioritarios. Y esto implica reducir la superficie de regadíos y no solo su modernización, como sostiene Greenpeace en su informe “No hay agua para tanto regadío”. Solo entonces podremos avanzar hacia un futuro más sostenible y equilibrado.
