Opinión

Paracaidistas del Ejército del aire en la Operación Banderas

Hay una deuda de gratitud con todos aquellos pioneros del paracaidismo militar del Ejército del Aire. El general Ramón Salas Larrazábal, los 15 oficiales, 22 suboficiales y 87 de tropa, eran el germen de aquel mítico I Curso de Paracaidismo, los cuales, con sumo esfuerzo y entusiasmo, hicieron posible que en agosto de 1947 se iniciase el I Curso de Paracaidismo Militar en Alcantarilla (Murcia). Hoy los descendientes de aquellos pioneros son la Escuadrilla de Zapadores Paracaidistas y la Escuadrilla de Des- pliegue Aéreo.

Espíritu de camaradería y sacrificio

En el diciembre pasado, hizo 65 años que, en la Escuela de Paracaidismo de Alcantarilla, los alumnos del 39° curso, con tan sólo cuatro lanzamientos desde avión y, sin tener el curso realizado, recibieran la orden de incorporación inmediata al Escuadrón Paracaidista del Ejército del Aire y conviene destacar, quizás como caso único en la historia, que uno de aquellos alumnos, Pedro Pons, en un solo día hizo los seis lanzamientos con tal de estar con sus compañeros en el escuadrón.

El 6 de diciembre de 1957, el Escuadrón Paracaidista del Ejército del Aire, al mando del entonces teniente coronel (hoy general), Mariano Gómez Muñoz, partía para Sidi Ifni, donde esa misma tarde llegaba a Ifni y, esa misma noche, entraba en acción relevando en el Busgadir a una compañía de paracaidistas del Ejército de Tierra, teniendo el honor de ser esta primera compañía de dicho escuadrón, la que cumplía estar presente en dicha operación, al mando del entonces capitán (fallecido de general), José Pérez Ramos.

En dicha misión tuvieron que estar muy alerta puesto que al enemigo no se le veía, ya que su táctica era siempre el ataque por sorpresa, y especialmente por la noche.

La 1ª compañía de este escuadrón en la mencionada operación estaba al mando del entonces capitán, José Pérez Ramos y la 2ª, al mando del capitán Celso Díaz Pérez, a la cual le fue encomendada la defensa de los puntos importantes de la ciudad. Entre ellos cabe destacar el aeropuerto, donde relevaba al grupo de tiradores de Ifni. La 3° escuadrilla estaba al mando del capitán Francisco Gefall Gorostegui, a la que le fue encomendada la misión de escoltar un convoy a Ait-Buhus, con el objeto de incorporar un pelotón de legionarios del IV Tercio en la cota 646, con el fin de transportar una radio de campaña, municiones y camellos para recoger heridos y trasladarlos al hospital militar de Sidi Ifni.

Durante el tiempo que el escuadrón permaneció en los territorios del África Occidental Española se puede afirmar que fue incesante toda su actividad. El 22 de diciembre protege un convoy de víveres y municiones al Buyarifen. La confianza en esta unidad de auténtica élite queda avalada cuando el capitán general de Canarias ordena que quede a su disposición, y el 30 de diciembre comunica al jefe del Estado Mayor de dicha Capitanía que el escuadrón queda a disposición del gobernador de la provincia del Sáhara.

A la 3ª escuadrilla al mando accidental del teniente Manuel Cabeza Martínez se le encomendó la protección del puesto de mando. En general, la actuación de estas fuerzas puede considerarse todo un éxito. En estas misiones, la 1ª y 3ª escuadrilla tuvieron que transportar algunos muertos y heridos en combate al hospital militar de Ifni, así como a varios prisioneros de las bandas rebeldes, capturados en Ait-Buhus.

Los 166 hombres de la 1ª Compañía

A las 6 de la tarde del 7 de enero de 1958, el entonces capitán-jefe de la 1ª Compañía del Escuadrón Paracaidista del Ejército del Aire, establecido en su plana mayor, distribuía la ‘Orden particular de Operaciones’, compuesta por 10 folios, de la que sería actuación de la Compañía A, que dicho capitán mandaba.

El documento citado es una verdadera joya de lo que se podría calificar del arte de la guerra, cuyo título en clave era operación Banderas, porque actuaba conjuntamente el Escuadrón Paracaidista del Ejército del Aire y la I y II Bandera Paracaidista del Ejército de Tierra.

La Compañía A estaba al mando del entonces capitán José Pérez Ramos, y el armamento que portaba eran: 13 fusiles ametralladores, 3 morteros de 5 mm, un pelotón de morteros de 81 mm (todos ellos con su dotación correspondiente), pistolas de 9 mm, y los oficiales, brigada y tiradores de armas llevaban 4 granadas de mano cada uno.

La información de que disponían las fuerzas españolas, según el servicio de información, era que el enemigo estaba compuesto por unos 2.500 hombres, entre fuerzas del Ejército de Liberación, recluta voluntaria y forzosos, y, en cuanto al armamento, disponían de ametralladoras en número no concreto, algún fusil ametrallador y morteros de 81 mm. Dicha información detallaba que el enemigo actuaba en plan de guerrillas con la misión de ejecutar golpes de mano. Teniendo en cuenta que los rebeldes eran gente muy variable, nunca se sabía cómo iban a atacar.

Para el traslado de las fuerzas de esta Operación, las fuerzas eran I, II Bandera Paracaidista de Tierra, 1ª Compañía del Escuadrón Paracaidista del Ejército del Aire y la VI Bandera de la Legión. Para el traslado de los paracaidistas se había previsto emplear doce aviones Junkers del Ala 36 de Gando. En todo el contenido de este documento, o también ‘Orden de Operaciones’, destaca la buena organización, en la cual se citaba hasta los más numerosos detalles, especificando número de armamento, cantidad de municiones y un sinfín de detalles.

Pero de lo escrito en esta orden de operaciones, lo cierto es que nada se iba a llevar a la práctica. El 9 de enero de 1958 se recibía un radiograma del Ministerio del Ejército cuyo texto era este: “de momento se suspende Operación. Centros de Resistencia D y E, para lo que recibirán nuevas instrucciones, tal como estaba previsto, de los paracaidistas del Ejército de Tierra, junto con la VI Bandera de la Legión en esta operación Banderas, según la Orden General de Operaciones (LM-2), que trataba la ocupación de ‘Alat Isa Ususgun’, Cota (555) y Cota (348)”.

Aunque los paracaidistas del Escuadrón del Ejército del Aire no llegasen a saltar en esta operación Banderas, en ellos permanecía y permanece hoy lo que escribió el fundador del paracaidismo militar: “llevan el exacto cumplimiento del deber, inspirado en el amor a la Patria, el honor, disciplina y valor”.

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