Viajo de vuelta de una intensa semana de trabajo en Madrid. Una de las actividades más provechosas que he desarrollado, han sido las visitas a distintas instituciones turísticas con los alumnos de la IX edición del Máster de Dirección y Administración de Empresas Turísticas de la Universidad de Granada.
Como he escrito en otras ocasiones, dicho programa educativo, que también desarrollamos en el Campus de Ceuta, goza de un importante prestigio académico a nivel nacional, además de estar certificado por la agencia de las Naciones Unidas para el turismo (ONU-OMT), como programa de excelencia en formación turística.
La primera actividad ha sido la obligada visita a la sede oficial del Instituto de Estudios Turísticos. En ella han explicado a los estudiantes la estructura y funciones de este importante centro de documentación y estudios turísticos, que desde su creación ha desempeñado un papel crucial en el asesoramiento, formación e información de los profesionales del sector. También se les ha mostrado la eficaz y útil organización de la base de datos de su centro de documentación, y la no menos eficiente estructura de encuestas y recogida de datos de la actividad turística. Las dos magníficas profesionales que están al frente de ambas áreas, Eva Concejal y Elena Fouce, entusiasmaron con sus explicaciones a todos los asistentes.
La segunda actividad estuvo centrada en el denominado turismo cultural. Nos volvían a acoger amablemente en el museo Thyssen-Bornemisza. En esta ocasión, su responsable de desarrollo corporativo, Elena Benarroch, nos mostró el apasionante y cualificado trabajo de innovación y desarrollo que hay detrás de cualquier actividad de promoción y captación de visitantes. Pero además nos mostró el contenido del museo desde una perspectiva didáctica que desconocíamos. Fue entonces cuando comprendí que es todo un privilegio que la colección privada de la familia Thyssen sea parte del Patrimonio Nacional español, a la vez que un logro cultural, de incalculable valor, de los gobiernos de Felipe González. Su contribución al incremento de visitantes turísticos es incuestionable. Algo que no deberían olvidar las autoridades políticas españolas.
La tercera actividad, que tradicionalmente había estado relacionada con las empresas de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación aplicadas al sector turístico, en esta ocasión fue cambiada por la visita a una de las instituciones culturales más valoradas en nuestro país, según el Observatorio de la Cultura de 2012 (solo superada por el Museo del Prado, el Reina Sofía y el Thyssen). De hecho, como se recoge en el informe sobre movimientos turísticos en frontera y sobre el gasto turístico de 2011, las actividades culturales fueron las más demandadas por los turistas internacionales, que mostraron un avance del 10% respecto al año anterior. Allí, una de las voluntarias, Cecile Nicolet, nos hizo un magnífico recorrido de todo el recinto. Como ella nos explicó, su modelo de gestión, basado en la cooperación público privada, constituye todo un referente de primer orden, además de un “gran laboratorio para la creación contemporánea multidisciplinar, que actúa como catalizador social, urbanístico y cultural de nuestro tiempo”. Esto es lo tuvimos ocasión de comprobar de su mano. También que es un espacio vivo al servicio de la formación artística participativa. Para quitarse el sombrero, calificaría yo la actividad de promoción cultural que desarrolla la institución.
Aunque, una de las actividades que más impacto personal me causó fue la que realizan, dentro del espacio Intermediae del recinto, los integrantes de la asociación Debajo del Sombrero con artistas discapacitados. Nunca podía yo imaginar que de las manos de personas con discapacidad intelectual, podían salir obras tan espectaculares y extraordinarias como las que allí vimos, que también se pueden contemplar en su página web. Esta actividad, pionera en España, además de representar una magnífica labor social, es algo habitual en otros países. El denominado Outsider Art ya va por su vigésima exposición en New York, por ejemplo (el entrañable documental de YouTube ¿Qué tienes debajo del Sombrero?, aclara perfectamente este concepto de arte marginal).
La guinda la tuvimos en la Biblioteca Nacional, al contemplar la exposición Visite España. La Memoria rescatada, sobre la evolución de la industria turística de la España de la primera mitad del siglo XX. Entre las curiosidades, la actividad de la Comisaría Regia del Turismo, que entre 1911 y 1928 desarrolló una frenética actividad de promoción turística. Su titular, Benigno de la Vega Inclán, por ejemplo, fue el que ideó la construcción de la Red de Paradores Nacionales.
Una sugerencia, si se me permite. Una visita a la exposición por parte de los responsables turísticos de la ciudad de Ceuta, quizás sería más productivo (y posiblemente más barata), que acudir a las cada vez más desprestigiadas ferias tipo Fitur. Y esto incluye que se propusiera su traslado temporal a nuestra ciudad.