Francisco Javier Postigo, Paco para sus amigos, Paquito para nosotras sus hermanas y su familia, nació a la vida y para la música en Ceuta. La música fue su pasión desde que con siete años tuvo su primera guitarra. Autodidacta, tenía un don natural que le permitía tocar cualquier instrumento. Empezó su trayectoria con Elipse, grupo con el tocaba en ferias y verbenas, después, llevado por su pasión toco en otros y finalmente en Joven Sabor. Una enfermedad le impidió volver a colgarse la guitarra, pero no lo apartó de la música. Como técnico de sonido, desarrolló su otra gran pasión, la electrónica y continuó unido a su mundo, a la música a la que tanto amó. A partir de ahí sus conciertos ya fueron en un entorno más íntimo, para sus amigos y para nosotras sus hermanas.
Fuiste bueno, noble y divertido, aunque a veces, la vida, te golpeó con inmerecida dureza.
El 20 de febrero, a los 60 años, una cruel enfermedad terminó arrebatándote la vida, que no tu pasión: La Música. Así, con mayúsculas, pues donde estés, seguro que ahora los acordes de tu inseparable guitarra suenan celestiales.
“Mari y Auro” tus hermanas, hemos querido rendir este humilde homenaje a la memoria del músico y de la persona buena y noble que siempre fuiste. A nuestro hermano. A nuestro Paquito. Allá donde estés, querido hermano: Que la música no pare jamás.
D.E.P Paquito. Gran músico y mejor persona.