La primera escena de esta película en la que aparece su protagonista es un primer plano de su rostro tremendamente cincelado por las arrugas: esta imagen insta a pensar a aquellos que aún tenemos Braveheart en la memoria: “Uf, cómo ha envejecido Mel Gibson”. La mítica estrella aparece con una imagen de vejestorio postcrepuscular a la que contribuyen el rictus de acabado que luce, sobrado mérito actoral, y una barba blanca que le echa años encima y le da aspecto de Papá Pitufo si obviamos la cantidad de tatuajes que insinúan un pasado de tipo duro carcelario.
Tras esta primera impresión, nunca mejor dicho, va uno viendo el asunto con perspectiva y se da cuenta de la estupendísima y loable forma física de mazado que muestra este señor ya sexagenario y de que su cara es la de alguien que va envejeciendo bien y dignamente, lo cual lo distingue con honores de muchos de sus compañeros de profesión, sin hacer falta irse a casos extremos de patetismo como el de Renée Zellweger.
Y a la sombra de esta disertación sobre la edad bien llevada y bien lucida tenemos el estreno en sí, una película de acción en la que un pieza de cuidado con pasado entre barrotes y problemas con el alcohol deberá reponerse para echar una mano a su hija de 17 años (Erin Moriarty), desaparecida desde hace mucho y que vuelve a la vida del protagonista porque se ha metido en líos demasiado peligrosos como para ser afrontados sin ayuda. De tal palo...
La interesante acción cargada de clichés en esta producción de serie B bien entendida y puesta en escena lleva a los protagonistas entre sarcasmos y momentos “recuperar tiempo perdido” a huir de unos sicarios relacionados con un cartel de la droga que tienen las intenciones que pueden imaginarse con tipos de semejante pelaje de por medio.
Nada de lo que Blood Father nos pone sobre la mesa va a suponer algo nuevo en aquellos que hayan visto un mínimo muy razonable de cintas de este corte, como tampoco sorprende el tan enloquecido como bien desarrollado exceso de balas, coches y fantasmadas que podrá ser catalogado como interés o sello de vulgaridad según gustos o lo que uno espere previamente de esta historia.
Podría decirse que más allá de lo que resuena a manido, sin Mel Gibson el resultado sería claramente peor, lo cual dice mucho de la forma del actor a pesar de la impresión inicial que mencionábamos antes y también revindica con fuerza que tuvo y retiene ese gancho, ese carisma difícil de explicar del que solo gozan los iconos del cine. Se acuerda uno no solamente de Braveheart, sino de Arma letal y tantísimas otras, y piensa: “Madre mía, cómo pasa el tiempo”, pero en ningún caso: “Madre mía, con lo que ha sido este hombre...”. Bien por él.
FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN: Jean-François Richet
DURACIÓN: 88’
PAÍSES: : USA y Francia
GÉNERO: Acción, thriller.
INTÉRPRETES: Mel Gibson, Erin Moriarty, Elisabeth Röhm, William H. Macy, Diego Luna, Michael Parks, Ryan Dorsey, Dale Dickey, Richard Cabral, Raoul Trujillo, Daniel Moncada.
GUIÓN: Peter Craig y Andrea Berloff; basado en la novela de Peter Craig.
MÚSICA: Sven Faulconer.
FOTOGRAFÍA: Robert Gantz.
ESTRENO EN ESPAÑA: 9 Septiembre 2016
PUNTUACIÓN: 5
EMAIL: corleonne76@yahoo.es