Paloma Sánchez Garnica es una bestsellera de pro, autora de
novelas habituales de los libros más vendidos, su nombre resonaba desde hace semanas como uno de los más esperados en la Feria de Libro. Formaba parte de esa lista de literatos ‘con tirón’. La madrileña, además, iba a ser la encargada de inaugurar los ‘Encuentros de autor’ que a lo largo de toda la semana se van a celebrar en la Biblioteca Pública y que, sin embargo, arrancó con un cierto sabor agridulce marcado, principalmente, por la gran ausencia del público lector. Muchos pueden ser los motivos que dejaron casi raquítica esa sala de usos múltiples- pero que ahora no procede analizar-, porque si no hay mal que por bien no venga, se generó un clima familiar y cercano gracias, en gran parte, a la personalidad de Sánchez Garnica que desde el primer instante se sumó a ese público. Fue como una amiga más con la que pudieron charlar, conversar, compartir impresiones o inquietudes. Y es que, la madrileña es eso, una persona sencilla que parece vivir ajena a la fama que ha conseguido atesorar en un breve pero intenso período de tiempo. Sus siete novelas forman parte de los libros más vendidos y parece coleccionar los premios. Pero Sánchez Garnica quiso dejar claro, interrumpiendo la intervención de José Antonio Alarcón- eso sí con mucha clase-, que la literatura nunca se había encontrado entre sus proyectos de futuro. “Siempre tuve una inquietud que no había sabido identificar”. Y llegó bien entrados los años. “En una reunión de amigos uno de ellos dijo: para que alguien te recuerde has de plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Y a mí me faltaba escribir un libro así que esa noche cuando llegué me dije: voy a escribir un libro”. Y así comenzó a escribir su primera novela, ‘El Gran Arcano’. Sin pretensiones de publicación fue más un medio para focalizar el momento vital que atravesaba. “Vivía una especie de crisis religiosa. Nunca fui muy devota, pero sí me habían impuesto desde la infancia unas verdades que habían ido cayendo. Esa sensación de desmoronamiento, unida a otras situaciones personales, me habían creado una ansiedad que canalicé a través del libro”, explicaba. Y como “una carambola” llegó su publicación, al igual que su éxito, que le generaron como una especie de droga y ha tenido como resultado seis novelas más.
Expresaba que para escribir tiene que estar “apasionada” y que su “primera nebulosa” surge con la curiosidad. Sin embargo todo no es tan fácil, confesaba que con su última novela, ‘La sospecha de Sofía’, publicada recientemente, pasó todo un idilio. “Me ha costado mucho, e incluso me puse un lema ‘No me voy a rendir’, pero estuve a punto de tirar la toalla”. Un tiempo de descanso y una buena lectura le dieron el empujón el cinco de febrero del pasado año para que unos meses más tarde terminase pariéndola y, además, con orgullo. “Es mi novela más ambiciosa y especial”. La autora también ha visto adaptar una de sus obras a la televisión. Sobre su opinión de la versión televisiva de la ‘Sonta del silencio’ le preguntaba una lectora. “¿Estás contenta? ¿te gustó?”. Sánchez Garnica apenas dejó margen y respondía con rotundidad. “Fue un puntazo. Que entre todas las novelas que hay en el mercado elijan la tuya es un gran motivo para sentirse orgullosa”. Aclaraba la madrileña que es necesario distinguir entre el mundo televisivo y el literario, pero sí, quedó contenta y, además, respaldó y defendió las adaptaciones. “Porque considero que es un fomento a la lectura. En mi caso, he descubierto grandes novelas a través de series. Además supone un primer empujón para incitar al ciudadano a que entre en una librería”.