El nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Ceuta que el Ejecutivo local espera se convierta en una palanca clave de desarrollo social y económico para la ciudad con carácter inmediato y durante los próximos ocho años será eficaz desde este martes una vez que este lunes se publican en una edición extraordinaria del BOCCE las Normas y Fichas Urbanísticas del Texto Refundido que el Pleno aprobó el pasado 28 de diciembre.
La memoria económica incorporada al expediente a instancias de la Administración General del Estado calcula que la implementación de sus cerca de 40 intervenciones contribuirán a la creación de más de 2.500 puestos de trabajo directos a partir de una apuesta por “la compactación de la trama urbana mediante la densificación y el relleno de vacíos”.
Las expectativas más optimistas se sitúan en las actuaciones de Loma de las Lanzas (393), Príncipe Alfonso (343), Huerta Solís (272), Cepsa (200), Arcos Quebrados (174), Benzú (147), el embalse del Infierno (130) y Arroyo Paneque (113).
La Consejería de Fomento que lidera Alejandro Ramírez, que firma como presidente accidental el anuncio publicado en el BOCCE, no descarta desarrollar durante el periodo de vigencia del nuevo PGOU las transformaciones propuestas para los terrenos de la Ducar en San Amaro, Cría Caballar o Pasaje Recreo Alto que el ministerio ha ordenado dejar en barbecho hasta, entre otras cosas, “estudiar y garantizar” su viabilidad.
El Plan deja la ciudad con un 60,2% de superficie no urbanizable, un 36,9% de suelo urbano y un 2,8% de terrenos urbanizables
El texto íntegro del acuerdo de aprobación definitiva parcial del Plan General se publicó en julio en el BOE, pero con las Normas Urbanísticas y Ordenanzas es de aplicación la normativa de régimen local que determina que entrarán en vigor una vez que sean publicadas en el BOCCE y hayan transcurrido 15 días desde la recepción de la copia o extracto del acuerdo de aprobación definitiva por parte de la Administración del Estado.
El Gobierno de Vivas ha comprometido la creación de una oficina “para el desarrollo del nuevo PGOU”, así como la adopción de las medidas que se consideren precisas, incluida una posible reforma legal, “para agilizar la concesión de licencias y ser más eficaces en la lucha contra la edificación ilegal”.
Los redactores del documento, cuya elaboración y aprobación se ha demorado más de dos décadas, han apostado por una estrategia “de crecimiento centrípeto” para consolidar “una ciudad media prestadora de servicios cualificados y de calidad, con capacidad para ofrecerse como espacio atractivo, para vivir, para visitar o para invertir, a ciudadanos y empresas de regiones urbanas próximas”.
Su apuesta pasa por “priorizar la utilización de las bolsas de suelo disponibles en el suelo urbano con carácter previo a la clasificación de suelo urbanizable”. Así se podrá “garantizar al máximo la salvaguarda de los valores naturales del monte Hacho y García Aldave” y, al mismo tiempo, generar las condiciones necesarias para la construcción de 8.158 viviendas, un 48% protegidas.
Menos del 40% urbano o urbanizable
El Plan deja la ciudad con un 60,2% de superficie no urbanizable (en el PGOU vigente se quedaba en un 59,8% con 1.185 hectáreas), un 36,9% de suelo urbano (730,7 hectáreas incluida la ampliación del puerto en terrenos ganados al mar) y un 2,8% de terrenos urbanizables.
Los bordes norte y sur de la ciudad se definen como nuevos “espacios de oportunidad” y el sudoeste queda como principal vector de expansión “en consonancia con las nuevas grandes instalaciones de Defensa e Instituciones Penitencias”. En conjunto, el entorno de la frontera y el Puerto aparecen señalados como “los dos polos de actividad económica de la ciudad”.
El PGOU persigue “establecer la continuidad urbana de tejidos colindantes mediante la creación de conexiones que faciliten la movilidad de proximidad entre barriadas” y “crear nuevas áreas de centralidad en enclaves hoy vacíos u ocupados por instalaciones militares obsoletas”.
También contempla “medidas tendentes a suavizar las diferencias sociodemográficas” entre el centro histórico y el extrarradio “respetando, no obstante, los elementos que singularizan y diferencian a dichos colectivos”. “Ambas realidades”, avisan los redactores, “pueden no solo convivir, sino enriquecerse mutuamente”.