Me refugié en mi soledad, ya que lo que había vivido entre mis más próximos había sido una auténtica catástrofe. Me sentía señalado, aplastado por las habladurías de la gente, y yo solo le daba vueltas, en mi cabeza, de qué había hecho mal en este mundo.
Decidí encerrarme entre las cuatro paredes de mi habitación, solo salía para comprar algo de alimentos y lo esencial para sobrevivir.
Con mi paga que me había quedado podía hacer lo que estaba haciendo, aislarme de mis congéneres, familiares y amigos, los cuales me habían demostrado que solo me querían para ser un payaso y reírse en mi cara.
Así que hice una cruz y me enjaule en aquel lugar, tan reducido, pero suficiente, ya que en este sitio, con mi tele, mis libros, era tan feliz, sin tener que pelearme con nadie.
El teléfono era un santuario donde al tener bloqueado a todos los que no me interesaban y dejar un agujero a mis dos hijos, los cuales me llamaban casi a diario, para saber de mi, pero jamás me dieron esa mano amiga de quedar conmigo y dar una vuelta.
Pero la verdad que no estaba para afrontar ningún instante donde me viera sometido a las miradas de cualquier transeúnte.
Pero por la ventana entró un pajarillo, yo me quedé perplejo, recordé de inmediato unos días, bastantes por mis alegrías, donde también pude adoptar a uno, le llamé ‘Pajarito’, ya que era eso, un ave despistada que aterrizó dentro de mi lugar donde debía de estar durante tantos años de mi infancia.
Aunque tenía muy poco que ofrecerle, sí sabía lo que le gustaba, las migas de pan, que en el comedor tenía a punta pala y se las guardaba cuando iba dirección hacia mi habitación, allí aparecía ‘Pajarito’ y como si le hiciera una gran ilusión me cantaba y se ponía en mi hombro en busca de su premio, los pequeños trocitos de pan que le ofrecía en mi mano.
Sabía que era muy difícil que nuevamente tuviera un amigo como el de antaño, pero al observarlo y ver la forma, colores, tamaño, sabía que era un canario y lo normal era que se hubiera escapado de alguna jaula.
¿Tendría hambre?, fue mi primera cuestión y lo que hice fue ponerle en lo alto de la mesa migas de pan.
Y casi al instante, con una mirada hacia mi figura, con mucha desconfianza, pero con el hambre por montera, se fue acercando hacia donde estaba sus alimentos.
Empecé a pensar en atraparlo con algún gorro, camiseta, o algo grande, para ser utilizado como si fuera una red, como se hace en la libertad, pero me frenó algo, yo no sé cómo denominarlo pero eran esos instintos donde la palabra que me vino a la cabeza fue de libertad.
Esa que yo también deseaba, pero que me había llevado a estar encerrado, enjaulado en aquel lugar.
Y entonces decidí algo que también atentaba hacia la libertad de movimientos de aquel angelical animalito, cerrar la ventana y poner encima de la mesa un cacharro con agua y otro con el alimento natural de aquella futura mascota que había llegado del exterior, y se debería de quedar conmigo, siempre y cuando, lo deseará.
Me fui al súper y le compré alpiste para canarios, y me fui de inmediato a mi casa muy contento.
Y allí estaba encima de un mueble, parecía que me estaba vigilando, y yo empecé el camino de hablar con un desconocido, que había llegado a mi, de improviso y sin llamar a la puerta.
Aunque tuviera que limpiar de vez en cuando las defecaciones que hacía era muy feliz por mi nueva compañía, e invitado especial.
Me gusta mucho escribir y le dedique varios versos:
Llegaste a mi casa
Por la ventana
Nunca te di la entrada
Tú te colgaste en mi morada.
Muy contento está mi estancia.
Más yo te deseaba.
Creo ya en algo de allá.
Ya que me distes felicidad.
Cantas como una diva.
Y has llenado mi vida.
De algo que tenía relegada.
A una parte muy fuera.
Ya que no deseaba.
Ser una marioneta
De nadie en esta vida.
Y aquí nos vemos con esa sonrisa.
Que nos llena nuestras pupilas.
Y que nos hacen compañía.
Gracias madre mía.
Por esta luz magnífica.
Que me has facilitado.
Y fue cuando recibí la visita de una persona pequeña, pero muy inteligente, mi nieto Antonio el cual debía de tenerlo por unos días, ya que sus padres estaban ocupados, por asuntos de médicos.
Yo aunque les puse mil excusas, no me dejaron alternativa, pero la verdad que fue un revulsivo para potencias algo que tenía muy bajo, mi autoestima.
El nexo de unión, fue ‘Pajarito’, y a través de él, comenzó un nuevo vivir en mi desafortunada vida cotidiana .
Me hizo hacer tratos con un niño, que la verdad solo tenía su estatura, pero su mente era de un superdotado.
Desde el momento que le miré a la cara y le vi cierta relación con mi mujer, la pobre, que esté en la Santa Gloria, comprendí que no sería fácil, pero siempre conseguía llevarla a mi terreno y así fue con él.
Salir a la calle pasearlo, por los lugares que le gustaban, preguntar por sus comidas preferidas, y un largo etc., que me puso nuevamente en órbita.
Un niño difícil, pero fácil de manipular.
Cuando vino mi hijo por él y lo vio con ‘Pajarito’ subido a su hombro derecho, lo único que dijo si no conocía lo que era una jaula y mi nieto fue quien habló y con la palabra de un sabio silencio a todo un ogro.
La libertad es un derecho y ‘Pajarito’ es un ser vivo que lo merece.
Una sonrisa y un beso y cogerlo para llevárselo, aunque mi nieto le dijo a su papi que deseaba estar con su abuelo y ‘Pajarito’.