Los altercados en el interior del pabellón de La Libertad fueron una constante durante la fase de confinamiento de la población hasta que, el pasado 5 de junio, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta
decidió el desalojado el pabellón cubierto donde vivían alrededor de unos 130 marroquíes, en su mayoría inmigrantes irregulares y trabajadores transfronterizos que quedaron atrapados en la ciudad por el cierre fronterizo.
La instalación deportiva ‘sufrió’ en sus carnes una crónica de sucesos diarios y permanentes de todo tipo que pasaron factura al ya de por si maltrecho suelo sintético de la pista deportiva, que ha vuelto a tener la función para la fue creada, la práctica deportiva.
‘La Libertad’ vuelve a ser de nuevo escenario de los entrenamientos de los equipos de
fútbol sala y
balonmano. En el caso del fútbol sala cabe tener en cuenta que en menos de tres semanas arrancará la competición en Segunda División, tanto masculina como femenina, Segunda División B y División de Honor Juvenil. En total seis equipos que sin la puesta a punto de ‘La Libertad’ no podrían llevar a cabo los entrenamientos ni tampoco la disputa de sus partidos teniendo habilitadas tan sólo las pistas del complejo deportivo ‘Guillermo Molina’ y del pabellón Antonio Campoamor.
El conjunto del
Puerto de División de Honor de fútbol sala fue el primero en pisar la pista, que ha sido sometida a una limpieza exhaustiva y un pulido que ha hecho que la superficie sea más resbaladiza de lo que ya era antes .
Los altercados de los meses de abril, mayo y junio quedaron atrás, aunque aún siguen presentes algunas huellas de lo que ‘La Libertad’ padeció durante el confinamiento. De hecho, las obras de acondicionamiento de la pista finalizaron una escasa media hora antes de que el Puerto entrara en el pabellón para entrenar, y aún queda trabajo por delante. Los vestuarios están pendientes de labores de acondicionamiento y reparación tras semanas de usos y abusos.
Ya no hay ecos de peleas, ahora el sonido que predomina es el del balón.