Cada vez que te veo, se me llena la cara de lágrimas. No es por sentimientos, sino por todo lo bella que eres.
No te lo dice una persona cualquiera, sino te lo está observando una persona que ha nacido aquí, en esta Perla del Mediterráneo, que se llama Ceuta.
Esa joya que está al norte del Continente Africano, que tanto orgullo español lleva por todos sus costados.
Mi madre no era de aquí, pero viendo el fervor que revisaba por todos los rincones de este pueblo caballa, fue capaz desde muy temprana edad de mostrar a nuestra Patrona a un pequeño, que gracias a las manos de su madre, medio murciana, medio malagueña, y lo bien que cosía fue capaz de poner su traje tradicional masculino sobre la percha, no solo mía, sino de los tres machotes que tuvo primero, para llevar las flores hacia el Santuario de la Virgen de África, para que fueran portadas durante el desfile procesional que se hace los días cinco de agosto por la tarde.
Antes una misa donde eran testigos desde la Comandancia General hasta el último caballa de "pro" que estuviera libre y sano por esos instantes, ya que nuestra Virgen nunca estará sola, siempre le acompañará su pueblo que es fiel servidor de nuestra Patrona y Madre la Virgen de África.
Solo hay que mirar la cantidad de mujeres que llevan ese nombre de pila: África, Afriquita o Kiki, para ver que su madre era y será fiel devota de nuestra Virgen de África.
Aquella que durante una buena temporada fue venerada en una pequeña capilla por Enrique el Navegante y que en 1421, la trasladó hacia nuestra querida Ciudad y que fueron sus palabras: "Os envío una imagen de la Virgen muy devota mía".
El Bastón de Mando del primer gobernador de nuestra Ciudad, Pedro de Meneses, que se le llamó "aleo" y que fue entregado a nuestra Virgen, está recordado en el edificio de la Comandancia General de Ceuta con la frase: "Con este palo me bastó".
Todos los años se hace una ceremonia donde se hace entrega a la Virgen del citado Bastón de Mando, los días 10 de marzo.
Le dieron la condición de Alcaldesa Honoraria el 5 de marzo de 1654.
Fue coronada canónicamente el 10 de noviembre de 1946.
Y el 24 de noviembre de 1949, por el Papa Pío XII, le dieron el patronazgo.
Aunque Encarna, mi madre no fue feliz hasta que llevó el ramos de flores tradicional, con el traje de mujer, que fue un orgullo, en su último hijo, que fue mujer.
Una flor tengo en la mano.
Teñida de ilusión la mantengo.
Ni las espinas me dañan.
Ya que solo veo dádivas.
De nuestro Señor honrada.
Permanezco escondida.
En los recuerdos mordida.
Por una ilusión aguardada.
De saber mantenida.
Una familia.
Estoy lejos almas mías.
Pero cerca de ustedes.
Me mantendré sentada.
En vuestras puertas.
Seré ese refresco.
De cada día.
Que vendrá de madrugada.
Para daros un beso.
Ese que siempre busqué.
Ese que me llevo dentro mía.