Hoy, ahora, con tu último recuerdo entre mis manos, vuelvo a verte, a darte esos dos besos como a un padre, a reír a tu lado, a aprender a tu lado, a mezclar lo divino y lo humano envuelto en ese halo sublime que forma el compañerismo y la amistad.
Hoy, Luis, vuelvo a verte en mi hogar, siempre lo harás, porque formas parte de mí, porque vives en mí.
Hoy no lloro solo como otras veces, hoy llora el Ejército, hoy llora Ceuta, hoy llora Calderón al ver al último Soldado de una estirpe ya extinguida subir al Cielo.