La opinión del espectador

Decir que Rodrigo Sorogoyen, Raúl Arévalo, Alberto Rodríguez, o Isaki Lacuesta, más la prometedora Isa Campo, están detrás de la realización de un mismo proyecto, como mínimo llama poderosamente la atención. Y es que algunos de los nombres de creadores con más talento del cine español aúnan fuerzas en este proyecto respaldado por Movistar+, que ha sido todo un éxito y sigue la estela de títulos como Antidisturbios, que apuestan por la calidad original y sin complejos propios de otros tiempos y con otros recursos.

Apagón se interna en el terreno de la ficción distópica realista con la premisa de una sociedad española sumida en el caos que provoca el corte energético, informativo y de suministros básicos, derivado de una tormenta solar que ha afectado de lleno al país, entre otras zonas del Mundo.

¿Qué ocurre cuando las personas dejan de poder estar en contacto con otras personas con un solo click de teléfono? ¿Qué ocurre cuando el grupo se ve amenazado por la precariedad? ¿Qué puede ocurrir si la desesperanza y la incertidumbre se apodera de nosotros? La respuesta es que al no tener la ventana abierta al mundo exterior, no nos queda otro remedio que fijarnos en el vecino de al lado, en quien comparte espacio con nosotros. Esta miniserie de 5 apasionantes episodios con historias unas de otras y casi todos los personajes totalmente independientes se encarga de poner el acento en algunas respuestas sobre las cuestiones que planteamos; nos enseña en algunos casos la cara de la necesidad y de la solidaridad, de lo maravilloso que tienen a veces las personas en su naturaleza, y en otros, como la vida misma, en contra posición, algunas de las más siniestras oscuridades que a su vez también encierra las almas de las personas.

Podemos asistir a un primer episodio, el de Rodrigo Sorogoyen, relacionado con la reacción de los responsables políticos ante el inminente desastre, pueden imaginarse, dicho con toda la ironía y rodado con idéntico cinismo crítico, para un cierre magistral en el último capítulo, el de Isaki Lacuesta, con algunos personajes que repiten y que cierra perfectamente el círculo. En medio nos quedan algunas otras pequeñas historias de cómo se las apaña gente muy variopinta en medio de una crisis global. Ninguno de los episodios tiene desperdicio, aunque personalmente me quedo con detalles del primero y, sobre todo, el protagonizado por un Jesús Carroza excepcional, protagonista de un seudo thriller con tintes de western en medio de la precariedad. Magistral dirección de Alberto Rodríguez.

Veraz, magnética, interesante y arriesgada, la serie es más que buena, es buenísima. Para disfrutar su lado gourmet humanista sin renunciar al toque de cine de entretenimiento más primario mezclando géneros para diversos gustos. No la dejen pasar…

corleonne76@yahoo.es