Las importaciones que se están realizando a través de la aduana comercial parecen funcionar con el sector de los áridos, al haberse realizado ya varias operaciones de entrada de arena y grava procedente de Marruecos. El ahorro está siendo la clave para que el sector empresarial de este ámbito favorezca la entrada del material por la aduana comercial.
No así sucede con el pescado, un sector que se ha estancado desde la entrada de 300 kilos de productos frescos el pasado 27 de febrero.
Como ya dijera la propia delegada del Gobierno, Cristina Pérez, la aduana está abierta, funciona y sigue unas pautas cuyo contenido se ha dado a conocer a los empresarios y transitarios.
Ahora es cuestión de que sean ellos mismos los que usen esta vía si les favorece su operatividad. El hecho es que se cumplió con un hito histórico como fue el ofrecer un tráfico de mercancías regulado entre dos países para poder importar y exportar productos, algo que hasta ese momento no había sucedido en nuestra ciudad.
La próxima semana será el propio ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, el que dé explicaciones en el Congreso sobre esa hoja de ruta, tras la apertura en Ceuta y la reapertura en Melilla.
Es necesaria esa transparencia para que no haya dudas sobre una vía positiva, ofrecida al sector empresarial y de la que se espera mucho más de lo hasta ahora conseguido.
Se ha abierto el camino, solo hay que saber aprovecharlo alejándonos de polémicas estériles que nada bueno suponen ni para la ciudad ni para las potencialidades que puedan derivarse de las mismas.