El
coronavirus lo ha trastocado todo y también la forma en la que ahora los agentes inmersos en la operación Minerva desarrollan su trabajo: la lucha contra cualquier atisbo de delincuencia. Todavía es pronto para hacer balance, pero lo que parece claro es que este año reportarán menos incidencias que en años anteriores debido al cierre de la
frontera con Marruecos y a que no se realizará la habitual
Operación Paso del Estrecho. Persiguen el tráfico de drogas, el de inmigrantes, la falsificación de documentos… todos los delitos que se dan en las fronteras y que hallan en los
puertos, especialmente en la Operación Paso del Estrecho, que este año no habrá. El inspector jefe de la
Policía Nacional al cargo de la operación Minerva en Ceuta, Joaquín Murcia, ha explicado que dada la situación de pandemia que estamos atravesando “ha desanimado a mucha gente a realizar el viaje que tenía como costumbre realizar”. “Además el hecho de que en Marruecos siga vigente el estado de alarma y la frontera cerrada hace prever que posiblemente los incidentes que vamos a reportar sean inferiores a años anteriores”, ha continuado.
La operación, liderada por la Policía Nacional y dirigida por el Centro Internacional de Inmigración y Fronteras, se desarrolla de forma conjunta con la Agencia Frontex. Comenzó el pasado viernes, 17 de julio, con el principal objetivo de hacer frente a los retos de la migración y posibles amenazas futuras en las fronteras de los puertos de Ceuta, Algeciras y Tarifa. La misión “principal” de este operativo es luchar contra la migración irregular, es decir, “de todas aquellas personas que traten de acceder sin los requisitos requeridos para miembros de terceros países utilizando las vías marítimas regulares”, concretamente en Ceuta, las líneas marítimas de ferris con Algeciras. Por ello, y como cada año, además de agentes españoles, en este dispositivo participan efectivos de 15 estados miembros de la Unión Europea. En Ceuta hay portugueses, polacos y rumanos. Todo para vigilar que ningún migrante se cuele de forma irregular entre los pasajeros que acceden al ferri y reforzar la seguridad de la Unión Europea en todas sus fronteras. “Estas personas normalmente lo hacen mediante la utilización de documentación falsa o mezclándose entre los pasajeros regulares o bien mediante la suplantación de identidad. También, lo hacen mediante ocultación en medios de transporte como turismos, camiones o furgonetas”, ha proseguido el inspector.
También tiene como objetivo contribuir en la lucha contra la delincuencia transfronteriza, especialmente la actividad de organizaciones criminales dedicadas al tráfico de personas, al tráfico ilícito de drogas y estupefacientes y la lucha contra el terrorismo, entre otros. En este sentido, prestan especial atención a los combatientes terroristas extranjeros que “retornan a la Unión Europea tras haber participado en acciones bélicas en territorios en conflicto”. La captación de información durante la operación es importante para la lucha contra estas organizaciones criminales para averiguar “nuevas rutas de inmigración ilegal”, por lo que durante el embarque de los turismos y vehículos pesados los agentes, reforzados por los canes, llevan a cabo un exhaustivo registro para comprobar que todo está en orden rastreando hasta el último rincón en busca de un posible delito. A pie de embarque, con mascarilla e intentando mantener las distancias de seguridad, los agentes pedían a los usuarios la documentación e, incluso en algunos casos, les pedían que se bajasen la mascarilla unos segundos para poder identificarles mejor. Una operación que se desarrollará hasta el 15 de septiembre, pero que este año se verá afectada por el cierre de la frontera con Marruecos, cerrada desde el pasado 13 de marzo, y por la no realización de la Operación Paso del Estrecho.