“Yo no escribo para nadie, escribo para mí”. Durante quizás la última conversación que tuvo con este periódico el docente Alberto Núñez García, natural de Ceuta, presentaba su tercer libro (Martín Requena, In Memoriam) y explicaba cómo y por qué escribía por mero placer. Era enero de 2010. Ya no se marcaba retos. Buenos sí, solo uno: “La única ilusión que tengo es conseguir alguna ayuda pública para hacer una nueva edición de ‘Crónicas de allí’ como libro de la zona de Hadú, sin yo cobrar nada, pero para que Hadú tuviera su libro”.
Pero este lunes 6 de junio este ceutí de nacimiento y, aún en la lejanía, con Ceuta siempre en el corazón fallecía sin ver cumplido ese pequeño sueño. Lo hacía en su casa del Rincón de la Victoria. Nos dejaba en silencio y sin saber todavía bien las causas de su muerte, aunque desde hace años padecía miastenia. Salvador, uno de sus grandes amigos, escribía a este medio: “Él vivió en Hadú con su familia, su padre, Paco Núñez, tenía una pequeña tienda de rodamientos en la Plaza Vieja, entrando por el Café Colón a la izquierda. Quizás puedan informar que ha fallecido para que sus amigos sepan de la triste noticia”.
Se marchaba así, en silencio, el cuarto de los hermanos Núñez García. Antes se fueron Paco, Guillermo y Pepe, aunque este último falleció siendo apenas un niño. Y Mariló, la única de los cinco hermanos que sigue ahora viva, llora su partida desde la lejanía de Las Palmas de Gran Canaria, donde vive desde joven. Ella es quien cuenta que, por un tratamiento diario contra la osteoporosis, no ha podido tomar un avión para dar el último adiós a su hermano. “Todavía estoy en shock”, reconoce, “por su enfermedad llevaba años con muchas caídas, llevaba clavos por medio cuerpo, de hecho, hace unos años incluso fui a cuidarle ahí a Málaga”.
Titulado como docente por la Escuela Normal de Ceuta, Mariló nos recuerda cómo su hermano Alberto salió de Ceuta recién graduado, rumbo a Barcelona, junto a varios amigos hijos de guardia civiles. “Se fueron varios juntos a trabajar en una escuela privada mientras preparaban sus oposiciones”, explica. Oposiciones que logró aprobar y conseguir su plaza en Cataluña, aunque años más tarde el tener que dictar clases en catalán (algo que no le hacía sentir cómodo) fuera uno de los motivos que le hicieron pedir traslado a Málaga, y ahí se afincó y luego se jubiló.
Y la escritura fue su refugio. ‘Crónicas de Allí’, inspirada en su niñez vivida en Hadú, o ‘El Locutor’ nacieron de su pluma, aunque en el cajón todavía había más creaciones. Su última visita a Ceuta fue hace cinco ó seis años, según detalla su hermana, quien cuenta cómo Alberto se sentía muy orgulloso de la afición literaria de su hija Clara y su sobrina Alba, con quienes compartía esta bonita afición y con quienes, incluso, se aventuró a ser parte de un microteatro que mereció un primer premio en la Comunidad de Madrid. “Mi hija le pidió que fuera el protagonista de la obra, porque daba perfectamente el perfil, y lo hizo tan bien que ganaron el concurso”, comenta Mariló orgullosa.
Una hermana que ahora aprende a convivir con la tristeza de haber perdido a todos sus hermanos, pero que valora y siente orgullo por la familia en la que nació. Una familia 100% caballa, humilde y trabajadora y siempre, allá donde la vida les llevaba, enarbolando la bandera y el sentimiento ceutí.