En la historia de la devoción a Nuestra Señora de África y su implicación en el Santuario y su hermandad, hay nombres inolvidables y uno de ellos es, sin duda, el de Vidal Marín del Campo, obispo de Ceuta que fue entre 1694 y 1709.
Vidal Marín había nacido en Mora, Toledo, el 20 de febrero de 1653, hijo del que fuera familiar del Santo Oficio Vidal Marín de Redroxo y de María Fernández (Mascaraque) de la Higuera. Su familia, hizo un gran esfuerzo para darle una formación importante en centros colegiales de Salamanca y Alcalá, transcurriendo su carrera eclesiástica por los cabildos de Santo Domingo de la Calzada y Sevilla, hasta ser nombrado obispo de Ceuta, como cuenta Ángel Fernández Collado en su obra Obispos de la Provincia de Toledo (1500-2000) e Hilario Rodríguez de Gracia en Familias “principales” y estrategias: Mora de Toledo (siglos XVII-XVIII).
La llegada a Ceuta debió ser impactante para él, a pesar de que se había estado preparando durante casi un año. El transcurrido entre su nombramiento el 10 de septiembre de 1694 y su toma de posesión, el 9 de noviembre de 1695. Y es que Ceuta acababa de ser cercada por las tropas de Muley Ismail, que la estaban sometiendo a un duro ataque, bajo el cual estaban cayendo no pocos edificios de la ciudad, entre los cuales estaban algunos de sus templos.
El nuevo Prelado se encontró con la mezquita-catedral demolida y en construcción el nuevo templo, por lo que el Cabildo estaba refugiado en el Santuario de Nuestra Señora de Africa, cuyas condiciones eran muy precarias para su funcionamiento. Téngase en cuenta que entonces no era más que una pequeña ermita de dimensiones no mayores a las de San Antonio o el Valle.
Salvador Ros Calaf, basándose en el informe de 1789 de Francisco Antonio de Montes explica su Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta, que:
El Ilmo. D. Sancho de Velunza en su Visita de 1716 nos da las siguientes noticias: “Con los fondos, dice, que había en caja en 1694, y los mil ducados anuales que se percibieron hasta 1703 inclusive, por disposición del Ilmo. Vidal Marín, se hicieron los gastos de la capilla mayor del Santuario de Ntra. Sra. de África, el retablo mayor y los laterales, más el maderamen que se puso por la parte interior del frontis para que resistiera los tiros de los morteros de los moros.” Se hizo también con dichos fondos, y antes tal vez, que se construyera la capilla mayor, la cripta de la misma que está debajo de su presbiterio, y esa cripta se hizo para que fuese panteón de ilustres, obras que en manera alguna podían hacerse sin previa demolición de la pequeña de Ntra. Sra. de África, y entre tanto el Ilmo. Cabildo, en orden a los divinos oficios, residía en Ntra. Sra. del Valle, y por sin duda, dice el Ilmo. Sr. Mayoral que durante algún tiempo fue Catedral.
En otro lugar, el mismo autor amplía las obras ejecutadas por Vidal Marín a las dos sacristías y tres retablos, es decir, el mayor y los laterales. Sobre estos retablos, hay que decir que si bien no sabemos a ciencia cierta quién los talló, si que conocemos el nombre de quien los doró, porque el mismo Ros Calaf lo atribuye, gracias a las cuentas de fábrica al dorador y sacerdote Pedro Hermosilla, un conocido artífice malagueño estudiado en diferentes trabajos por autores como Sebastián González Segarra, que debió vivir algunos años formando parte, bien del Cabildo, bien del séquito del Prelado.
En palabras del mismo Ros Calaf:
Los tres retablos que, según queda dicho, se hicieron por orden del Ilmo. Sr. Vidal Marín para la entonces todavía ermita de Ntra. Sra. de África parece que fueron hechos en Ceuta. En la cuenta presentada por el Sr. Deán don Pedro Álvarez de Acosta, que comprendía desde 1705 hasta fin de diciembre de 1714, hay una partida que dice “Por los alquileres de la casa donde estaban los maestros de los retablos de Ntra. Sra. de África, 397 reales.” Consta por las mismas que alguno de esos retablos fue ajustado por el Ilmo. Sr. Marín en 3.600 reales.
Explícitamente se dice que se pagaron a D. Pedro Hermosilla 19.000 reales por dorar el retablo de Ntra. Sra., colaterales y retocar la capilla mayor, y que a Miguel Ortega se le pagaron 630 reales por la pintura de los santos del retablo, gradillas y otras obras. De aquel mismo tiempo data la existencia de un órgano en Ntra. Sra. de África, y consta que por su aderezo se pagaron 4.586 reales.
Escudo de Armas: El púlpito del Santuario ha sido hasta este año un misterio para los investigadores locales y heraldistas en general
Debemos consignar aquí que a la ejecución de estas obras contribuyó la Cofradía de Ntra. Sra. de África con 3.000 reales, y que no hemos encontrado vestigio de otro auxilio pecuniario para las mismas.
Todos estos datos y algunos más que seguimos estudiando, nos llevan a perseverar en nuestra idea de que el púlpito de la Iglesia de África que hace poco hemos logrado datar y atribuir su donación al obispo Vidal Marín, puede tener origen en un taller malagueño.
Como ya hemos escrito recientemente, el púlpito del Santuario ha sido hasta este año un misterio para los investigadores locales y heraldistas en general, dado que el escudo de armas que tiene labradas en él no había podido ser identificado.
Sabido es que Vidal Marín fue electo en 1705 Inquisidor Mayor de todos los Reinos, para reemplazar al austracista Bernardo de Mendoza y Sandoval. Desde entonces y hasta su muerte, en 1709, Vidal Marín continuó ostentando la mitra de Ceuta, a pesar de haber sido presentado para sedes más importantes como Pamplona o Burgos. En la distancia, gobernaba por medio de Vicarios como el que luego sería Inquisidor de México Francisco Garzarón o el que llegara a ser Cardenal arzobispo de Toledo Diego de Astorga y Céspedes.
En su etapa inquisitorial se hicieron múltiples reformas administrativas del Santo Oficio y se imprimieron nuevas ediciones del Índice de los Libros Prohibidos. Pues bien, en una de ellas encontramos el particular escudo del prelado, que describe Manuel Fuertes de Gilbert como: En campo de azur lleva tres bandas ondeadas de gules y al timbre otro escudo menor de azur con cinco estrellas de oro puestas en aspa y sombrero episcopal de gules, adornado con cordones de oro, entrelazados y distribuidos en seis nudos y borlas por lado.
Con la edición de 1707 bien podríamos rectificar la descripción en cuanto que las “bandas” del escudo del púlpito, en la edición en papel son “barras” es decir, que en vez de ir del ángulo superior derecho al inferior izquierdo, van al revés. Un problema que solía ocurrir en los escudos simétricos al calcarlos. Optamos por considerar el correcto el del Indice, dado que en él hay un lema y éste puede leerse de izquierda a derecha correctamente.
Vidal Marín falleció en Madrid el 10 de marzo de 1709 y fue sepultado en la Iglesia de San Martín, pero cinco años después fue trasladado, siguiendo su voluntad, a Ceuta, para ser definitivamente enterrado en el panteón que él mismo construyó bajo el presbiterio del Santuario. Curiosamente, esa devoción que le acompañó todos esos años, debió ser contagiosa, dado que no solo él legó en su expolio numerosos ornamentos a la Iglesia de Ceuta sino que aquel sacerdote y dorador al que nos hemos referido con anterioridad, el malagueño Pedro de Hermosilla, también dejó una sustanciosa manda en sus testamentos para la imagen de nuestra Patrona y su Santuario.
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