La obesidad es una enfermedad crónica multifactorial fruto de la interacción entre genotipo y ambiente. Esta enfermedad afecta a un gran porcentaje de la población de países desarrollados como el nuestro, abarcando todas las edades, sexos y condiciones sociales. La prevalencia de la obesidad ha aumentado y continúa incrementándose de forma alarmante en nuestra sociedad, si como en los países de economía en transición, adquiriendo proporciones epidémicas.
Los pacientes con obesidad mórbida (IMC superior a 40 k.o./m2) presentan un aumento de la mortalidad total y sufren una gran estigmatización social y discriminación.
Las consecuencias de la obesidad implican, un mayor coste económico (7% del gasto sanitario), un 15% de la mortalidad, el 10% de aumento en la demencia, mayor riesgo de padecer Diabetes Mellitus tipo 2 e Hipertensión Arterial, mayor riesgo de eventos cerebrovasculares, aumenta las dislipemias, aumenta los procesos artrósicos y mayor prevalencia de tumores malignos (Del 20 al 25% de los tumores malignos podrían evitarse). Mayor riesgo de eventos cerebrovasculares.
Las personas con obesidad presentan un riesgo superior a padecer trastornos y alteraciones psicológicos que las personas con normopeso
La obesidad, definida como un exceso de grasa, es una enfermedad crónica de tendencia epidémica en el mundo y constituye uno de los retos más difíciles de abordar en salud pública. En España, según el estudio ENPE publicado en 2016, el 39,3% de la población tiene sobrepeso y un 21,6% obesidad. La obesidad afecta negativamente a la salud global, y se asocia a otros factores de riesgo cardiovascular como hipertensión arterial, diabetes, dislipemias, apneas del sueño, y ciertos tipos de cáncer y, además, la obesidad tiene un alto índice de comorbilidad con psicopatologías, tales como la ansiedad, la depresión, ciertos trastornos de la conducta alimentaria como el trastorno de atracones, bulimia, entre otros.
Así, según los expertos, un 30% de las personas obesas que acuden a terapia expresan tener rasgos de bulimia. Además, un 50% de los pacientes con impulsos bulímicos también presentan depresión. Tratar y entender los trastornos de tipo afectivo como la ansiedad o la depresión en personas obesas resulta clave para un buen pronóstico. Es la base necesaria para que el paciente se comprometa a realizar el tratamiento y cambiar sus hábitos de vida.
Hay cierto consenso en considerar de forma independiente aquellos tipos de obesidad que tiene un origen genético y que se asocian a problemas de desarrollo físico e intelectual. También existe consenso en considerar de un modo particular la obesidad derivada de causas endocrinológicas conocidas. Sin embargo, en la mayor parte de los pacientes que desarrollan obesidad es difícil establecer una única causa, ya que la obesidad se debe a la interacción entre genes y ambiente.
La obesidad es una enfermedad que se caracteriza por un exceso de grasa corporal. En función del porcentaje graso corporal, podríamos definir como sujetos obesos aquellos que presentan porcentajes de grasa por encima de los valores considerados normales, que son del 12 al 20 % en varones y del 20 al 30 % en mujeres adultas.
Aunque el Índice de Masa Corporal (IMC) no es un excelente indicador de adiposidad en individuos musculados, como deportistas y en ancianos. Es el índice utilizado por la mayoría de estudios epidemiológicos y el recomendado por diferentes sociedades medicas y organizaciones de salud internacionales para el uso clínico dada su reproducibilidad, facilidad de utilización y capacidad de reflejar la adiposidad en la mayoría de la población.
Se acepta como punto de corte para definir la obesidad valores para IMC superiores a 30 Kg. /m2
Para la población infantil y juvenil se utilizan como criterios para definir el sobrepeso y la obesidad los valores específicos por edad y sexo del percentil 85 y 97 del IMC
En individuos mayores de 60 años, se utiliza el IMC siguiendo los mismos criterios que en los adultos.
En la población infantil y juvenil española (2-24 años), la prevalencia de obesidad se estima en un 13’9 % y el sobrepeso en un 12´4 %. En conjunto, sobrepeso y obesidad suponen el 26´3 %. La obesidad es significativamente mas prevalente en varones (15´6 %) que en mujeres (12%). En el grupo de varones, las tasas más elevadas se observaron entre los 6 y los 13 años. En las chicas, las tasas de prevalencia más elevadas se observaron entre los 6 y los 9 años.
La prevalencia de la obesidad en la población adulta española entre 25 y 64 años, se estima en un 22 % para la obesidad, y un 53 % para el sobrepeso, con una prevalencia mas elevada en mujeres (17´5 %) que en hombres (13´2 %).
Para la población mayor de 65 años se estima una prevalencia de obesidad del 35%; 30´9 % en hombres y 39´8 % en mujeres. Esta prevalencia es mayor (36%) en el caso de población anciana no institucionalizada que en ancianos institucionalizados (21%)
Numerosos estudios esta poniendo de manifiesto que la obesidad en la población española en la edad infantil y juvenil esta adquiriendo dimensiones que merecen una atención especial. La incidencia de obesidad según los últimos estudios es mas importante en la población de edad escolar, especialmente en los años que preceden al brote puberal. El consumo elevado de productos de bollería industrial y otros alimentos ricos en grasa, el bajo consumo de frutas y verduras y un estilo de vida sedentario (ver televisión más de 3 horas al día) se han edintificado como factores determinantes de la obesidad en este grupo de edad.
En la población adulta en España la prevalencia de la obesidad es mas elevada en el grupo femenino y aumenta a medida que avanza la edad, especialmente en las mujeres con menor nivel de instrucción. Entre los factores que influyen en una mayor prevalencia de obesidad destacan, por un lado, los ligados al estilo de vida: mayor sedentarismo, menor consumo de frutas y verduras, así como un incremento del aporte calórico a expensas de grasas y alcohol. De otra parte, la multiparidad, un bajo nivel socioeconómico y cultural, son factores asociados a una incidencia superior de obesidad en comparación con el resto de la población.
Es importante la identificación de los pacientes obesos (IMC superior a 30 Kg. /m2) que presenta enfermedades asociadas (Infarto Agudo de Miocardio, enfermedades periféricas arteriales, enfermedades cerebro vasculares, diabetes mellitus o síndrome de apnea del sueño), ya que el riesgo absoluto de mortalidad se vera incrementado sobre la población general.
Los objetivos terapéuticos de la perdida de peso están dirigidos a mejorar o eliminar las alteraciones asociadas a la obesidad y disminuir el impacto de las futuras complicaciones medicas relacionadas con el exceso de peso. Bajo estas premisas, los objetivos de perdida de peso no deben centrarse en alcanzar el peso ideal, sino en conseguir pequeñas perdidas de peso (entre un 5-10 % del peso inicial) pero mantenidas a largo plazo. Las herramientas disponibles a nuestro alcance incluyen cambios en le estilo de vida (plan de alimentación, actividad física, modificación conductual) y la farmacoterapia. En casos de especial gravedad, y en individuos previamente bien seleccionados, tiene sus indicacaciones la cirugía de la obesidad.
Las pautas de tratamiento de la obesidad en la actualidad son:
· Realización de un plan de alimentación personalizado
· Realización de un plan de actividad física personalizada
· Cambios en el estilo de vida y tratamiento psicológico y/o psiquiátrico
·Tratamiento farmacológico: La indicación del tratamiento farmacológico de la obesidad no debe utilizarse como terapia aislada, sino de forma complentaria a las terapias básicas de alimentación, actividad física y cambios en el estilo de vida. Su indicación esta limitada a pacientes con IMC superior a 30 o mayor de 26 Kg. /m2, si se asocia a factores de riesgo cardiovascular. Entre estos fármacos se encuentran: Orlistat (Xenical), Mysimba (bupropión/ naltrexona) Saxenda (liraglutida)
· Tratamiento quirúrgico (Cirugía bariatrica): Exite unanimidad en que las indicaciones deben quedar limitadas a sujetos con IMC superior a 40 Kg. /m2 (obesidad mórbida) y en presencia de factores de riesgo mayores asociados, pero también asumiendo ciertos requisitos de estabilidad psicológica y compromiso para el seguimiento por parte del paciente.
· Otras opciones de tratamiento de la obesidad mórbida, son el balón intragástrico.
Factores de riesgo cardiovascular
Los factores de riesgo cardiovascular asociados a los pacientes obesos aumentan de forma considerable la morbimortalidad de estas personas.
Estos factores de riesgo cardiovascular asociados son:
-Historia familiar de enfermedad cardiovascular
-Las situaciones de estrés.
-Tabaquismo
-El consumo de alcohol
-Aumento en el consumo de sal.
-Aumento del consumo de las grasas de origen animal, sobre todo grasas trans.
-Obesidad Abdominal (cintura abdominal < de 94 cm en varones y de 80 cm en mujeres)
-No realizar ejercicio físico aeróbico regular (4 veces por semana)
-Aumento de la Tensión Arterial.
-Dislipemias.
-Esteatosis Hepática no alcohólica (Hígado graso)
La prevención
La prevención, pasa por realizar hábitos de vida saludables.
Se puede actuar sobre la obesidad mediante la realización de una dieta saludable y de ejercicio físico, fármacos y cirugía bariátrica.
Las recomendaciones para afrontar la obesidad serian:
-Come de forma consciente y con todos los sentidos, sin distracciones innecesarias
-Disfrutar de la vida, no siempre implica comer
-Busca actividades con los amigos y familiares alternativas a la comida
-La comida no debe ser un consuelo ni un castigo
-Muévete, haz ejercicio, te sentirás mejor
-Pon orden en tus horarios
-Duerme suficientes horas
-Socialízate, no te quedes solo/a en casa.
-Cree en ti mismo/a, ¡Tú puedes!
-Busca ayuda profesional