Mientras que todavía estamos rescatando al capitalismo del propio capitalismo, las incertidumbres políticas y económicas crecen en el mundo. Y al mismo tiempo, líderes populistas, autocráticos, autoritarios están, y pueden seguir saliendo, de unas elecciones libres y democráticas. Tanto en Estados Unidos como en Europa, o India o Turquía…. Y de ello, el ejemplo más apropiado no es el de Syriza, que en 2015 gana las elecciones como un partido de la izquierda radical, prometiendo luchar contra e impedir las políticas de austeridad de la Unión Europea. Syriza, es más bien un ejemplo sonoro de la incapacidad, por parte de la izquierda en Europa, de controlar el mantenerse en la izquierda. Ya que ante la amenaza de la expulsión de Grecia de la Eurozona, Syriza, políticamente perdido en tierra de nadie, se ha visto obligado a adoptar medidas que precisamente no son de izquierdas; como recorte de pensiones, privatizaciones, o el cumplimiento de rígidos objetivos fiscales. Cuestión que nada tiene que ver cuando, en los años finales del siglo pasado y los de principio de éste, líderes como Tony Blair y Gerhard Schröder en Europa y Bill Clinton en Estados Unidos reforzaron el centro-izquierda. Aunque después vinieron las grandes derrotas electorales del Partido Socio Demócrata Alemán y del Partido Laborista Británico. Observemos además, como está la izquierda en nuestro país: hirientes divisiones internas en la izquierda histórica, PSOE, o en la izquierda populista, Podemos.
Sin embargo, un ejemplo reciente de posicionar a nuestro viejo continente hacia políticas populistas, autocráticas o conservadoras, lo es la Conferencia del Grupo Europa de las Naciones y de las Libertades. Celebrada en Coblence, Alemania, el día después (21 de enero) de la investidura del nuevo Presidente de los Estados Unidos. Y a la que asistieron partidos políticos como el Partido de la Libertad (FPÖ), partido de derecha identitaria austriaco, de Norbert Hofer, la Liga Norte italiana de Matteo Salvini (partido de extrema derecha), el Partido de la Libertad (PVV) neerlandés (de extrema derecha) de Geert Wilders, o el Frente Nacional francés (partido nacionalista de extrema derecha) de Marie Le Pen. Ésta última no solo se alegró del resultado de las elecciones Americanas, expresando además que ello no suponía el fin del mundo, sino el fin de un mundo. Sino que también ha aplaudido a Theresa May por decidir un Brexit riguroso. E inevitablemente nos viene a la memoria la era de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Años (los 80) de liberación económica y deregularización, y Europa avanzando hacia un mercado único. En contraste con lo que se nos avecina, la era del Trumpismo y del Brexit. ¿Donald y Theresa?.
Donald John Trump ha sabido aprovecharse del “establishment” republicano y además sacarle partido a la indignación y resentimiento político de gran parte del electorado. Y ahora ocupa una posición excepcional de poder político y social. Su posición personifica lo nativo frente a una de las grandes esencias de Estados Unidos, como es su diversidad. La desaparición de la página web en lengua española de la Casa Blanca obedece a la posición de su discurso político despectivo. Ya que se trata de un país con casi 57 millones (de acuerdo con la oficina de Censo de Estados Unidos) de habla hispana, la minoría más grande dentro de los 320 millones de habitantes del país. Y la construcción del muro representa negativamente un símbolo contra la unión y la cooperación. Méjico es el país con la comunidad más grande de ciudadanos americanos viviendo fuera de Estados Unidos. Y 6 millones de puestos de trabajo americanos, dentro del territorio de Estados Unidos, dependen directamente del comercio con Méjico, en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Pero no solo nos quedan 4 años por delante para sobrevivir al Trumpismo. Sino también nos queda el crecimiento del populismo que puede seguir posicionándose libre y democráticamente, como reacción al “establishment”. Y también la posición de China como país que ya ha acabado de emerger, es la segunda economía mundial y es un actor internacional. Cuyo presidente Xi Jinping ha defendido en el Forum de Davos la mundialización, el libre intercambio (sus empresas pretenden la conquista del mundo) y cómo no, la lucha contra el cambio climático.
Y también, nos queda, en el espacio de todo este escenario, la voz de Carles Puigdemont en Bruselas, desde su posición de poder como President. Reiterando la convocatoria del referéndum en este año, pretendiendo encajarlo en la agenda europea y que la UE no mire para otro lado. Entre los aproximadamente 500 asistentes a la sala del Parlamento Europeo donde realizó su conferencia, están los independentistas flamencos, los escoceses e irlandeses y miembros de los Verdes.