El futuro son los jóvenes. El Centro Integrado de Formación Profesional de Ceuta, junto al IES Almina y Cruz Roja, apuestan por las nuevas generaciones como palanca de cambio para un mundo más sostenible.
La producción de recursos y productos es uno de los grandes contribuyentes a la contaminación del planeta, motivo por el que estas entidades abogan por inculcar en los estudiantes otras alternativas que sean más sostenibles.
Alumnos de distintos ciclos como, por ejemplo, hostelería o marketing y publicidad se han reunido este jueves para mostrar a la sociedad que es posible disfrutar de la moda, la alimentación o incluso de los videojuegos y, a la vez, cuidar del planeta.
Los estudiantes han trabajado en los últimos meses junto a los profesores para hacer realidad esta segunda edición de la feria, un evento alineado con la Agenda 2030.
Antes del desarrollo de esta actividad los estudiantes han participado en una de recogida de plásticos en la playa de la Almadraba y el Chorrillo, una acción que también forma parte de este proyecto verde en el centro.
Los visitantes podrán conocer en el recinto stands enfocados en distintos productos. Son tres puestos en los que se muestran una máquina arcade hecha con materiales reciclados, una tienda de ropa de segunda mano, manualidades de los usuarios del CETI y una furgoneta renovada en la que se sirven desayunos saludables.
El propósito es “compartir, aprender y conocer a los usuarios del centro”. Nuestro objetivo es que se integren con los ciudadanos”, según ha apuntado Estefanía Muñoz, técnico de Ocio de Cruz Roja. Los productos están hechos con materiales reciclados como, por ejemplo, jabones o piezas decorativas.
El propósito de esta actividad es calar en la mentalidad de estos jóvenes la importancia del cuidado del planeta en sus futuros puestos de trabajo, un mensaje que incluso se traslada a la vida diaria de los alumnos.
Es el caso de Ana González y Dikra Hassan, que estudian el ciclo de publicidad y marketing. Ambas aseguran comprar ropa en tiendas o plataformas de segunda mano. “Personalmente, compro mucha ropa ‘vintage’. Es muy cómoda y no para nada diferente de la ropa que se compra en tiendas como en Zara”, ha asegurado González.
Ellas y sus compañeros han estado encargadas de diseñar el logotipo, preparar folletos, vídeos y publicaciones para su difusión en redes. El mensaje que han tratado de promover de cara a esta feria es que “con pequeñas ayudas se puede conseguir un gran paso”, han explicado las chicas.
El stand dedicado a moda sostenible, de hecho, ha gozado de una mayor respuesta este año. Profesores y alumnos donan y adquieren prendas de segunda mano tras su clasificación. Incluso elaboran un albarán y utilizan su propia moneda. Se trata de una práctica en la que el planeta cumple un papel protagonista.
Los chicos del ciclo de informática han apostado por crear una máquina arcade a partir de elementos reciclados. A pesar de las dificultades, finalmente han logrado su propósito. Ahora pueden jugar a 2.000 juegos clásicos como Pacman o Mortal Kombat. Cuatro personas han sido las encargadas de hacer posible este proyecto.
A pesar de algunos problemas que surgieron en la configuración han creado esta máquina. Jasim Sebador, uno de los alumnos de este equipo, ha expresado la importancia de incluir en la industria del videojuego productos más sostenibles. “Sería un mundo mucho mejor. Es posible hacer máquinas con materiales reciclados. Estaría muy bien por el medio ambiente y para las personas”, ha indicado.
A estos puestos se une una furgoneta llamada la ‘Almineta’, donde cada día los alumnos de hostelería del Instituto Almina se encargan de preparar y repartir desayunos saludables.
La iniciativa arrancó el curso pasado tras ser el proyecto elegido a nivel nacional. Los alumnos de mantenimiento de vehículos se encargaron de transformar una vieja caravana en una cafetería a dos ruedas. La ‘Almineta’ es de uso interno en el centro.
Cada día, para no desperdiciar alimentos, los estudiantes del ciclo de hostelería elaboran distintos platos saludables siempre bajo demanda. Ello no solo ayuda a sensibilizarlos en la necesidad de un estilo de vida saludable y de concienciarse sobre la importancia de no contaminar el planeta, también, de algún modo, los prepara para su entrada al mercado laboral en el futuro.
Los estudiantes aprenden a atender y gestionar negocios, una acción con la que se acercan a cómo funciona en realidad el sector para el que se forman actualmente.
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