Si algo tenemos asumido es que la frontera no funciona. Tristemente ante la incapacidad de la clase política por dar soluciones nos hemos acostumbrado. Hemos asimilado el bloqueo y hasta nos hemos sometido al mismo.
Hemos renunciado a visitar a nuestros amigos y familiares al otro lado de la frontera y ellos han hecho lo mismo.
Hemos asumido quedarnos atrapados en largas colas al igual que consentimos decisiones carentes de fundamento como los decomisos aleatorios. Se han recogido miles de firmas, distintas entidades se han sumado a las protestas... pero nada cambia.
La dura realidad económica se vive en los negocios. De esto poco se escribe, pero ya ha habido cierres, recortes... es una realidad indiscutible que la (no) frontera nos está haciendo mucho daño. En estas estamos cuando nos envían un comunicado oficial desde la muda plaza de los Reyes. De las comparecencias sin preguntas se han pasado a las no comparecencias.
No hay respeto a los ciudadanos, consideran que su silencio debe ser aceptado como algo normal. No, no lo es. Ellos nos deben explicaciones les hayamos o no votado, porque el delegado del Gobierno es el de todos los ceutíes y forma parte de sus deberes y obligaciones dar la cara.
“Seguimos asistiendo a la misma situación, notas de prensa, las mismas reuniones, sin cambios”
Como les decía nos cuentan en una nota de prensa que los delegados de Ceuta y Melilla se han reunido con el número 2 de Soraya Sáenz de Santamaría, el secretario de Estado para las Administraciones Públicas. Lo han hecho para trasladarle los problemas de la frontera y el porteo. Otra vez. Parece un chiste. ¿A cuántos le han trasladado el mismo asunto? Lo último que supimos es que el presidente Vivas le había trasladado incluso a Mariano Rajoy lo que está pasando.
Pero la respuesta sigue siendo la misma: fotos de encuentros, notas en las que solo cambian las fechas, promesas... Y los comercios se ven afectados, las relaciones sociales mermadas, el futuro como ciudad alterada, el turismo en cuarentena...
El daño no es el que ahora tenemos sino el que nos vendrá por el mal trabajo realizado. Los muditos de la plaza no responden, envían notas, se ocultan, rechazan entrevistas molestas, exigen castigos ejemplares a quienes osan criticarles. Son incapaces de ver la realidad que han amoldado con su ineptitud.