Días atrás, cuando se tramitaban en el Congreso de los Diputados las enmiendas a la totalidad presentadas por la derecha y la extrema derecha de nuestro país a los Presupuestos Generales del Estado, tenía un “nudo en la garganta”. No porque los pudiesen aprobar 198 parlamentarios de diversas tendencias y sensibilidades (…”el mayor respaldo a una tramitación presupuestaria en la historia de España”. P. Sánchez dixit), sino por todo lo contrario, a saber, porque, a consecuencia de las fake news malévolas de los fascistas de nuevo cuño, por un lado, y los efectos del supuesto fuego amigo, por otro, se hubiera podido malograr la votación de unas cuentas que, en estos momentos, son de vital importancia para nuestro país. Cuando se aprobaron, respiré profundamente y, casi, me emocioné. Tuve una sensación similar al día en el que por un par de votos o tres, Pedro Sánchez obtenía la venia para ser presidente de todos los españoles, en coalición con los amigos de Unidas Podemos. Ya sé que estas “emociones” mías se interpretan de formas muy diversas, dependiendo de las sensibilidades de los que opinan. Pero, es lo que hay.
El gobierno progresista de España está empeñado en cuatro transformaciones importantes. “Una transición ecológica justa para lograr una España verde”, como prioridad número uno. Se ha de llegar al 2050 con un modelo de producción y de consumo que suprima las emisiones y frene la crisis climática. Aquí no hay vacuna de laboratorio. O cambiamos nuestro modelo energético, o tendemos serias dificultades para sobrevivir. “La transformación digital de nuestro país”, como segunda prioridad. Esto ayudará a fomentar la igualdad de oportunidades. “La cohesión social y territorial”, como tercera prioridad. Este es el principal nudo gordiano de nuestro modelo de Estado. Evidentemente, es donde más recelos se producirán y problemas se suscitarán, pero que se tendrán que resolver. “La igualdad de género”. Sólo con ver las estadísticas de discriminación laboral y social, además de la violencia de género, que “niegan” los extremistas de derecha, podremos comprender la magnitud del problema.
Y todo lo anterior, se ha cruzado con el COVID-19, “un virus desconocido que paró en seco al mundo entero y que ha provocado en el planeta la mayor crisis sanitaria, económica y social del último siglo”, en palabras del presidente Sánchez, que ha obligado a la Unión Europea y al gobierno de España a “reinventarse” en tiempo récord. Hasta los economistas del Fondo Monetario Internacional parece que se han reconvertido, a la luz de lo que nos explica Martín Sandbu, analista del Financial Times, el guardián de la ortodoxia económica, al minimizar, ahora, las consecuencias de la elevada deuda pública, por considerar que “…la inversión pública es determinante y poderosa en tiempos de incertidumbre” (ver artículo “Pasen y vean ¿cambio de paradigma? De Economistas Frente a la Crisis).
Los presupuestos que nos presenta el gobierno de coalición, que son necesarios para nuestro país, entre otras cosas, para poder recibir las importantes remesas de ayudas europeas, “suponen un total de más de 239.000 millones de euros para combatir los efectos de la pandemia y blindar así nuestro Estado del Bienestar. Una inversión social que contempla la mayor partida de becas; aumenta las políticas para combatir la pobreza infantil en un 59%; destina 3.000 millones para la consolidación del Ingreso Mínimo Vital, que rescatará a 850.000 familias; refuerza en más de 4.000 millones las prestaciones por desempleo; equipara el permiso de paternidad y maternidad a 16 semanas; elimina el copago farmacéutico; destina 180 millones de euros a la prevención de la violencia machista; aumenta la política sanitaria un 75,3%; apuesta firme por nuestros jóvenes; aumenta las políticas de Vivienda en un 25%; las de cultura en un 26%; destina 11 millones de euros en memoria democrática; y aumenta las pensiones no contributivas. Y avanzamos en una fiscalidad justa para el siglo XXI, apostando por una mejor redistribución de la riqueza donde las rentas más altas y las multinacionales aumentan su contribución al interés general”.
Ya sé que lo anterior se dice desde el gobierno (por eso lo entrecomillo y pongo en cursiva), pero no está muy alejado de la verdad, a la luz de lo que han escrito distintos analistas de diferentes medios y de lo que yo mismo he analizado hasta el momento. Yo me lo creo. Como también me creo que la Ley de Educación es una buena ley para nuestro país, que, ni va a prohibir la enseñanza del castellano en las escuelas, ni va a prohibir o discriminar la enseñanza concertada.
Ya he dicho, y escrito, que durante un tiempo estuve desempeñando un alto cargo de la administración estatal en Navarra. Fue cuando llegué a comprender el tremendo problema que suponía la ideología radical de los separatistas vascos. En aquellos entonces, aún mataban los de ETA. Y miles de cargos públicos y otros conciudadanos, tenían que ser escoltados. En aquellos momentos llegué a la conclusión de que la ideología abertzale había derivado hacia el fascismo puro y duro. Sin embargo, también recuerdo que entonces se les decía (y se deseaba), que abandonasen la violencia y defendieran sus postulados en las instituciones democráticas. Es lo que hace Bildu, pese a que no han hecho una renuncia expresa a la lucha armada de ETA, ni han reconocido sus errores, ni han pedido disculpas a las víctimas. Espero que algún día lo hagan. Pero, mientras tanto, son un partido legal, que representan a miles de conciudadanos vascos, a los que no se les puede negar que voten en el Parlamento como consideren más oportuno.
La pregunta y la reflexión que hago es: ¿por qué algunos acusan a Pedro Sánchez de haber pactado con Otegui, que no lo ha hecho, y a otros se les echan “nudos en la garganta” porque Bildu apoye una Ley de Presupuestos necesarios para el país, pero todos callan vergonzosamente ante el pacto de Moreno Bonilla en Andalucía para aprobar sus presupuestos, con los herederos del franquismo, que no reconocen la violencia de género, dan más importancia a las escuelas de tauromaquia que a las subvenciones a las organizaciones de mujeres, son racistas y xenófobos declarados, y se oponen sistemáticamente a todo lo que se propone y aprueba en el Parlamento?.
Sólo se me ocurre, para guardar algo las formas, dedicarles aquel poema de J.W. Goethe: “En busca de fortuna y de placeres/ Más siempre atrás nos ladran/ Ladran con fuerza…/ Quisieran los perros del potrero/ Por siempre acompañarnos/ Pero sus estridentes ladridos/ sólo son señal de que cabalgamos”. Y también, quiero sugerirles que se beban un “manzanilla” para que se les aclare la garganta, …. ¡y las ideas!.
Y el siguiente ,uno de masa madre ,para compensar que no solo de BIldu vive el gobierno.
Hola amigo, como no podía ser de otra forma totalmente de acuerdo en con tus razonamiento. Saludos