Nunca he entendido los cabreos de nuestros mandamases cuando se enteran de las historias por la prensa. ¿Qué más dará? Lo suyo es enterarse y punto. Pero aquí parece que cuando uno acude a un medio de comunicación para hacer una denuncia, se molestan los que deben actuar. Creo que se molestan porque la necesidad se ha hecho pública y se ha roto esa barrera de la privacidad, del ocultar los problemas para hacerlos invisibles. ¿Por qué digo esto? Porque sigo sin entender la salida de Pacoantonio cuando los periodistas le preguntaron por el robo de la motocicleta de Correos con parte de la correspondencia en el Príncipe. “En primer lugar, las cosas hay que hacerlas llegar al interlocutor. Entiendo que los medios de comunicación sois unos magníficos transmisores de la problemática, pero si a mí me llegan los temas por los medios de comunicación...”.
¿Y qué más dará por dónde se entere? El hecho es que se conozca lo que está sucediendo para que se mejore la seguridad y se atiendan las quejas. Pacoantonio sigue. El delegado pide que “si existe la problemática se haga llegar a la Delegación del Gobierno, al gabinete de la Delegación o a la Policía o a quien sea. Lo primero que hay que hacer es poner la problemática sobre la mesa y luego hablar con los medios. No a la inversa. Sin saber por ellos qué quieren y cuál es su problemática difícilmente puedo hacer algún tipo de declaraciones”. Entiendo que es trabajo de la Policía enterarse de lo que pasa en el barrio, más aún cuando no hace ni una semana que toda una comitiva de la Delegación subía al Príncipe a prometer el oro y el moro. Pues ya tienen la primera en la frente, se enteren por donde se enteren. ¿Pues no tiene la Policía su servicio de información para coscarse de qué sucede en la barriada, qué roban o qué no?
Detrás de esta salida sin sentido alguno parece existir la querencia porque las ‘cosas feas’ no salgan, no se publiquen, se arreglen en ‘petit comité’ y la ciudadanía se vea sometida a la mayor intoxicación política jamás conocida: la de conocer sólo lo que los que mandan quieren que se conozca. ¿Hasta por una moto decimos esto? Qué pasará cuando contemos otros asuntos que dejan en muy mal lugar las medallas, los discursos, los días del Patrón y la pureza que nos meten por los ojos.