A lgunos intentarán achacarle al Delegado del Gobierno la actual situación de inseguridad que atraviesa la cuidad, cierto es que algo de responsabilidad tiene en ello, pero no toda. Esto es algo que ya se atisbaba desde antiguo y de lo que, por lo menos en lo que a mí respecta, venía avisando en mis artículos desde hace mucho tiempo, a la hemeroteca me remito.
Cuando denunciaba la invasión silenciosa que padecía esta ciudad no pocas voces, la mayor parte de ellas beneficiarias del actual estado de cosas, eran las que me ponían como vulgarmente se dice de vuelta y media, hoy muchas de esas voces, como yo ya sabía que harían, me dan la razón.
Los efectos de lo que vaticinábamos ya han empezado a mostrarse tal y como en su momento lo describimos. Ceuta es una ciudad descontrolada, insegura y colapsada y lo peor de todo es que ni gobierno ni oposición tienen intención de tomarse en serio la situación, prefieren seguir anclados en la demagogia, contando la película como les place y tachando a todo aquel que se sale del guión con el apelativo fácil de racista y xenófobo, en un intento manifiesto por desacreditar a cualquiera que de una forma u otra les venga a tocar su chiringuito.
A pesar de ello parece que algo está empezando a cambiar y ya no todos los ciudadanos transigen con el discurso dominante del "aquí no pasa nada", algunos están empezando a alzar la voz pidiendo soluciones a este desastre en el que nos han metido unos pocos acostumbrados a vivir del erario público.
Ceuta tiene un problema de inmigración ilegal, rotundamente sí, a pesar de la demagogia vertida por algunos partidos de la oposición que han hecho de ese tremendo problema un verdadero modus vivendi, en el que se mezclan grandes dosis de beneficios políticos, económicos y por supuesto de cara dura.
Se puede pensar que el asunto de los subsaharianos es quizá el mayor de los problemas migratorios que afectan a la ciudad, pero en realidad ese es precisamente sobre el que mayor control se ejerce, o al menos eso parece. El verdadero problema en esta materia reside en esa inmigración que además de ser ilegal está totalmente descontrolada por culpa de una frontera cada día más caótica y difícil de impermeabilizar, por la que a diario transitan miles de personas entre porteadores, empleadas del hogar, trabajadores transfronterizos y turistas ocasionales. Pero también y camuflados entre toda esta marea humana, todo tipo de delincuentes, vagabundos y personas sin oficio ni beneficio alguno, mayores y menores, cuya única misión es aprovechar la oportunidad para colarse y realizar todo tipo de fechorías al amparo de una legislación española desfasada y que es incapaz de dar las respuestas necesarias y contundentes que garanticen la seguridad y convivencia de todos los ceutíes.
El Delegado del Gobierno es el encargado de poner los medios para que Ceuta pueda ser una ciudad segura dentro de unos límites asumibles, restablecer el orden y evitar la situación caótica que padecemos, la sensación de que esto se ha ido de las manos es abrumadora y los ciudadanos empiezan a estar cansados. Aquí ya ni valen manipulaciones de ningún tipo, ni comunicados en los medios intentando minimizar los datos, la gente quiere respuestas, y el representante del gobierno de la nación en Ceuta tiene la obligación de darlas y eso es lo que la ciudadanía posiblemente quiera reclamarle a sus políticos el próximo día 17 de diciembre, se ha abusado de la paciencia de los ceutíes y evidentemente eso habría de tener consecuencias.
Es el momento de tomar decisiones contundentes, poner los datos sobre la mesa, pedir responsabilidades, arbitrar los medios necesarios para atajar la situación, y por supuesto exigir la colaboración de las autoridades marroquíes, quienes por lo general miran para otro lado, en un descarado intento de traspasar a Ceuta un problema que ellos también tienen y que cada día se hace más evidente en la ya masificada ciudad vecina de Castillejos.
A nadie que se moleste en comprobar el comportamiento que en todo este asunto están teniendo las autoridades marroquíes, se le escapa ya que hay una mala intención por parte de los alauíes, un hecho significativo sería por ejemplo, el de que cuando llega una fecha significativa, sea el día del trono, marcha verde u otra cualquier conmemoración, lo primero que hacen es abrir las cárceles y dar una amnistía general, al objeto claro está, no de reinsertar a unos reclusos que han mostrado buena conducta, sino mas bien para descongestionar su arcaico sistema penitenciario. Nos podemos imaginar donde van a parar la mayor parte de esos amnistiados, evidentemente mas allá de sus fronteras,como se puede apreciar la mala intención es manifiesta, no cabe duda.
La hemeroteca está ahí, numerosos han sido mis artículos durante estos años denunciando esta situación, avisando del colapso, el caos que se avecinaba, la demagogia de unos y la inoperancia de otros, pues aquello que vaticinaba en todos y cada uno de ellos por desgracia ya está ocurriendo, se acabaron los paños calientes, ahora tocan las soluciones y de urgencia, no hay más crédito, pues para los ceutíes ya hace tiempo que cayó la gota que colmó el vaso.
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