Las peores sospechas se confirmaron durante la mañana de ayer: el caso en análisis de rabia era positivo. Así lo dio a conocer la Ciudad que desde entonces mantiene activado el protocolo ante este tipo de situaciones y continúa con la investigación del origen de este animal, que con total seguridad llegó desde Marruecos sin pasar los controles de sanidad que se exigen al cruzar la frontera del Tarajal.
“Alguien se ha saltado un protocolo”, determinaba el veterinario que detectó este caso cuando le llevaron al perro a su consulta. Y la pregunta ahora es: ¿quién es ese alguien? Quién puede ser tan insensato de poner en riesgo la salud pública de nuestra ciudad y traer un animal en esas condiciones, no sólo por la enfermedad que finalmente se ha confirmado, sino porque cruzó la frontera sin pasar los controles rutinarios y necesarios, exponiendo a las personas y animales de la ciudad por esta imprudencia.
Muchas veces la gente no piensa en las consecuencias de sus acciones. Y en este caso, pese a ser un incidente grave, se tiene la suerte de que el perro estuvo en un recinto cerrado y se supone que no ha atacado a otros animales, pero qué hubiera pasado si se hubiera escapado y hubiese andado suelto como ocurre, por ejemplo, con los perros salvajes del Hacho. ¿Esa persona pensó en ese riesgo?
Aunque gracias a las campañas periódicas de vacunación, Ceuta cuenta con una población animal de las más seguras que hay y no creen que este caso se propague, no se puede consentir que este tipo de imprudencias queden impunes. Se debe actuar en consecuencia y dar con los responsables que tendrán que afrontar las consecuencias.