Insisto, vaya por delante que nos hemos mal acostumbrado a los Planes de Empleo, a que estos programas temporales se hayan transformado en trabajo estructural hasta el punto de suplir plazas que deberían estar ocupadas por personal fijo. Vaya por delante que durante tiempo hubo una especie de sueño común, de dejar pasar, porque se pensaba que nunca íbamos a tener problemas. Vaya por delante todas y más cosas que, al final, tampoco son excusa para justificar lo que está pasando.
Los colegios empezaron ayer un curso marcado por un retraso del Plan de Empleo del que nadie se ha dignado a dar una explicación. Es tal la soberbia que anida en las instituciones hacia el ciudadano, que ni siquiera se ha ofrecido una comparecencia solidaria con todos los afectados por una situación que cojea. Familias y profesorado, y entre unos y otros los niños. Todos han afrontado un inicio de curso escolar sin medios suficientes, sin personal de apoyo que resulta clave en el caso de aquellos que presentan necesidades especiales. Ahora resuena el eco de aquellas manifestaciones en defensa de la educación y cobran sentido muchas de las protestas que hubo quien no las quiso tener en cuenta. Y esto es lo que tenemos: un curso por delante en el que hasta, como mínimo noviembre, nuestros hijos no podrán ser atendidos de la mejor manera posible. Un curso iniciado con centros que no reúnen la mejor de las condiciones, masificados, sin aulas suficientes y sin muchas plazas sin cubrir porque la administración quiso dejarles en un limbo, sometidas a un Plan de Empleo que ya debería estar funcionando y que ha adolecido de una clara falta de voluntad política para estar en marcha en su debido momento.
Y quienes tienen que dar la cara no la dan. Esto es un ejemplo no de cobardía, porque en el poder nadie es cobarde. Es un ejemplo de soberbia ante unos ciudadanos capaces de aguantar todo y de trasladar sus quejas en foros sin más trascendencia que una pataleta.
Se pone en riesgo el día a día de muchos niños, se juega con el proceso de formación de los escolares, de todos sin distinción. Y todo ello sin que nadie asuma errores, sin que nadie salga y dé la cara, sin que nadie dé una explicación a aquellos padres que por vez primera dejaron a sus niños intranquilos en unos centros porque sabían que no se disponía del personal necesario para atenderlos. Y eso no es que sea triste, es que es digno de juzgado de guardia.
Los planes de empleo tengo entendido que dependen de la Delegación de gobierno. Existe una delegada del gobierno del PSOE: la delegada del gobierno del PSOE es la máxima responsable.