La muerte de Ilias ha puesto en evidencia algo que muchos ya temíamos. Cuando acudimos al puerto, el día del accidente, para comprobar la veracidad de los hechos no nos sorprendió. Era la crónica de una muerte anunciada porque son muchos los reportajes que hemos grabado, que hemos escrito y difundido, en los que las desgracias caminaban por una línea demasiado frágil. Recuerdo una noche que unos policías portuarios sacaron del interior de una batea a cuatro niños de la edad de Ilias casi muertos. Se recuperaron y fueron trasladados al Hospital. Se habían quedado atrapados sin posibilidad de salir por sus propios medios. Sus gritos fueron escuchados por los agentes. De no haber sido así, esa noche se hubiera producido una auténtica tragedia.
Tan solo un par de semanas antes de la muerte de este menor, los propios transportistas sacaron de las bateas de chatarra a varios críos de la misma edad. La carga podía haberse movido hasta aplastarlos. Que los descubrieran fue clave para evitar otra situación trágica. Estos son solo un par de recuerdos de lo que sucede a diario en el puerto. De lo poco que llegamos a conocer. ¿Alguien es capaz de decir qué sucede en las escolleras?, ¿alguien sabe qué les pasa a esos niños como Ilias dentro de las cuevas?, ¿en qué estado son obligados a la comisión de determinadas acciones?, ¿alguien piensa que un niño quiere vivir de esa manera, quiere arriesgar su vida en un permanente riesgo?
Yo no lo creo, ni pienso que sus actitudes sean casuales, ni que ese sea el mundo que quieran tener. Pero sucede que esto pasa, se repite y continúa. Porque solo horas después de morir Ilias, había niños como él queriendo colarse en camiones, queriendo pasar el filtro, queriendo introducirse en bateas.
El Gobierno difundió un comunicado -para mí demasiado erróneo- aprovechando el suceso para sustentar su argumento de que esos niños deben estar en Marruecos o ser trasladados a la Península. Es cierto que Ceuta no puede aguantar esta presión, pero igual de cierto es que algo estamos haciendo mal para que sea normal ver zonas restringidas y de seguridad llenas de menores. En algo estamos fallando para que haya profesionales que vivan también en continua presión y riesgo, para que el puerto se haya convertido en un lugar abandonado, expuesto a situaciones extremas como la que le ha costado la vida a un chico de 14 años.
Si la reacción del Gobierno es pedir que se los lleven de aquí es que entonces es más torpe y pueril de lo que pensaba. Con los escasos mimbres que existen, con los medios de que se disponen cabe hacer algo más que llevarse las manos a la cabeza o llenar el puerto de GRS porque nos entra el miedo y reaccionamos ante lo que pueda venir. No lo están haciendo bien, pero nada bien. Y lo más grave es que ya se ha olvidado lo ocurrido, ¿hasta cuándo?
Estos niños tienen que estar con sus familias, es inadmisible seguir y aceptar está situación, todos sabemos que hay detrás de toda esta drama situación, Marruecos se tiene que implicar con sus hijos, hasta ahora está mirando para el otro lado, ¿O quire que Europa le mandé dinero como en el caso de los subsaharianos? Estos menores y no tan menores son marroquíes y en muchos casos los traen sus propios padres, esto es una locura,el Estdfo Español tiene que intervenir urgentemente, estos días con la visita del Rey de España a Rabat, acompañado de cinco ministros, hablaron de muchas tonterías, el tema de la frontera ni los MENAS lo pasaron por alto, aquí se esconde algo, tanto España como Marruecos tienen un plan oculto sobre Ceuta y Melilla y lo que estamos pagando las consecuencias somos nosotros