Ceuta cuenta desde hace varias semanas con la presencia intermitente de una vieja conocida. La niebla ha vuelto a visitar la ciudad autónoma, en esta ocasión en plena ola de calor, para cubrir las calles con su manto blanco.
Este fenómeno meteorológico, no poco común en territorio caballa, es uno de esos huéspedes que prometen estar "de paso" para terminar por acomodarse en el sofá de manera indefinida.
El lunes hacía aparición un día más a este lado del Estrecho para volverse protagonista en las escenas de playa de todos aquellos que no han dejado que la falta de sol rompiese sus planes a la orilla del mar.
Así, a lo largo del día se han podido observar curiosas escenas playeras en la zona del Sarchal y La Ribera en las que los bañistas se zambullían entre los jirones de niebla mientras las bocinas de los barcos resonaban en la distancia sin que se pudiera adivinar casi su silueta.
En la bahía norte la luz solar ha logrado atravesar la densa capa de nubes por momentos. Esta se ha quedado durante parte de la tarde abrazada al monte Hacho y ha engullido por completo el Recinto.
Allí los peatones y coches se han convertido en meras sombras, figuras desdibujadas de rasgos prácticamente inapreciables a pocos metros de distancia.
Y es que el parte meteorológico no pronosticaba esta semana temperaturas superiores a los 31 grados, sin embargo, la presencia de la niebla ha logrado que el bochorno que acompaña al levante se volviese asfixiante para los ceutíes, que sobrellevan estos húmedos episodios cada verano con resignación pero buen humor.
Lo hacen consultando AEMET y sabiendo que, con suerte, durante los próximos días se despejarán los cielos. Al fin y al cabo nunca ha llovido que no escampase ni habido niebla que no se disipase.