Darth Vader está de luto, disculpen el humor negro, y nunca mejor dicho. El mítico villano del cine tiene más motivos que nunca para lucir ese color. El actor de doblaje que le puso la reconocible voz, en la película original de Star Wars, que se estrenó en 1977, y en sus secuelas El imperio contraataca y El retorno del Jedi. el gran James Earl Jones, falleció el pasado día 9, en Nueva York, a los 93 años.
Pero Jones, además de a Vader, también interpretó al Rey Mufasa en El rey león de Disney, y, por supuesto, tuvo una prolífica y diversa carrera a lo largo de seis décadas que fue más allá de estos inolvidables papeles, entre los que destacan títulos como Campo de sueños, Un príncipe en Nueva York o Conan el Bárbaro. El actor, no sólo era una voz, tuvo una trayectoria prodigiosa que abarca decenas de obras de teatro, casi 90 series dramáticas y episodios de cadenas de televisión y unas 120 películas.
En estos momentos nos viene a la cabeza que, a buen seguro de encontrarse entre nosotros, lamentaría la pérdida como el que más su recordado alter ego en España, el no menos grande Constantino Romero, que nos dejó trágicamente en 2013.
En su momento, Jones no quiso aparecer en los créditos de Star Wars, por considerar que su trabajo era más propio de efectos especiales, eran otros tiempos y eran otras consideraciones, y prefirió que el reconocimiento recayera en el actor tras la máscara, David Prowse. Sin embargo, fue la frase archiconocida “Yo soy tu padre” al revelarse ante Luke Skywalker, interpretado por Mark Hamill, la que trascendió al Olimpo del cine. “#QDEP papá”, acompañado de un corazón roto, escribió el lunes en sus redes sociales el propio Hamill.
"En su momento, Jones no quiso aparecer en los créditos de Star Wars"
Allá por 1965 se convirtió en uno de los primeros actores afroamericanos en un papel continuo en un drama diurno (As the World Turns) y trabajó hasta bien entrados sus 80 años, ganó dos premios Emmy, un Globo de Oro, dos premios Tony, un Grammy, la Medalla Nacional de las Artes y los Honores del Centro Kennedy. También recibió un Oscar honorario a su trayectoria profesional y por todo lo que ha aportado a la industria del cine, y un Tony especial por dicha trayectoria. En 2022, un teatro de Broadway fue rebautizado en su honor.
Cuando apenas era un niño, fue abandonado por sus padres y criado por su abuela, y durante años estuvo prácticamente mudo por la vergüenza de su tartamudez. Sin embargo, se sobrepuso con tesón y voluntad, y su éxito le debe mucho a esta lucha de infancia y juventud, que, paradójicamente, le sirvió para aprender a hacer frente a las adversidades y convertirse en “La voz” de un cine que hoy viste de negro Vader ante la noticia de su desaparición.
Acabamos este recuerdo al gran James Earl Jones recomendando Voces y silencios, un libro de memorias escrito en 1993 con Penelope Niven, en el que repasa de manera cercana y minuciosa algunas de las claves del éxito de alguien que trascendió por su voz y que en cambio basó su éxito en los silencios. Descanse ahora en paz.