Dicen que el desayuno es la comida más importante del día. Y parece que este dicho se cumple a la perfección en la churrería-cafetería El Quijote. En una céntrica calle de Ceuta, en Pedro de Meneses, hace nueve años que este negocio empezó a ofrecer un producto muy admirado para muchos a la hora del desayuno: los churros.
Antes de convertirse en una de las churrerías de referencia de la ciudad, Raúl Mohamed, su dueño, trabajaba en ese mismo local como camarero. Aunque en lugar de servir desayunos y meriendas, servía copas. “Antes era un pub, el antiguo Clipper. Cambió el sistema, ya no había tantas copas y entonces pusimos la churrería. Cambiamos de especialidad”, ha explicado.
Lo que fue un simple viaje a Asturias y el descubrimiento de una churrería, se convirtió en el negocio de este ceutí, quien además adoptó el mismo nombre de aquél negocio que le gustó. “Nos hizo gracia el nombre, nos gustó y nos lo quedamos. Es el único de Ceuta que tiene este nombre”, ha asegurado.
Este negocio se transformó de la noche a la mañana. Pasó de ser un local de ocio a un negocio de desayunos y meriendas. El local dejó a un lado el ambiente nocturno para crear uno más familiar, más típico para un desayuno. Y, haciendo alusión a su nombre, cuenta con un aire más clásico. Imágenes del Quijote de Cervantes y figuras representativas del mismo, decoran las paredes de este negocio.
De servir copas a ofrecer chocolate con churros ha sido un cambio muy radical. Para que esta transformación se llevara a cabo Omar, el churrero, quien lleva en este negocio desde que abrió, ha tenido un papel muy importante. “Vienen por la especialidad, por los churros. Vienen para comer churros y merendar. Chocolate, churros”, ha confesado.
Aunque El Quijote cuenta con más variedad en su oferta gastronómica, como bocadillos y tostadas, muchos son los ceutíes que acuden a degustar su especialidad. El té, el chocolate caliente y el café completan los desayunos y las meriendas en este establecimiento. Mohamed es consciente de la situación en la que nos encontramos actualmente y que cada día son menos ciudadanos los que acuden a su negocio. Pero los churros de los domingos siguen siendo sagrados. “Los domingos para llevar, viene la gente y se los llevan directamente los churros para las casas”, ha contado.
Mohamed sabe que esta situación le ha perjudicado como al resto. “Cada día hay menos gentes, menos ventas. La gente se queda en casa por el miedo a los contagios. Aunque vienen a por churros para llevar, el negocio ha bajado”, aseguró. Como a todos los negocios de la ciudad, la crisis provocada por el coronavirus ha afectado a esta churrería.
Su dueño reconoce que ahora mismo el negocio les da para sobrevivir y que, por el momento, no tienen pensado ampliar o incluir más oferta a la que ya tienen. “No, porque no es el momento de cambiar, ni de hacer nada, ni renovar, porque no es el momento de hacer nada. No sabemos si vamos a seguir o no vamos a seguir, por como están las circunstancias”, ha comentado.
Mientras la situación mejora, a los ceutíes les queda poder disfrutar de este manjar tan típico de las mañanas de los domingos… o de cualquier día.
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