María José Campoy Alonso tuvo un flechazo con el mundo de la papelería cuando, a los 18 años, entró a trabajar en un estanco en el que también se vendía material escolar y de oficina. A finales de 2013, Campoy abrió su propia tienda en Ceuta, Papelería Lorca, en el número 2 de Romero de Córdoba, frente al Mercado de Hadú. Una decisión que tomó la ceutí después de haber sido empleada en el comercio de su sobrina: ‘Papelería Rodríguez’.
“Yo me pegué allí unos cinco o seis años y ella decidió cerrar; entonces me vine aquí y monté esto ya por mi cuenta, esto ya es mío”, indica con cierta satisfacción. Antes de trabajar en la tienda de su sobrina también había pasado por distintos comercios similares. Su negocio, reconoce, es “pequeñito”, pero le permite conocer bien su género y tener un trato cercano con la clientela: “Aquí ya nos conocemos la mayoría”. Acuden compradores de perfiles diferentes, muchos de ellos alumnos o familiares del cercano CEIP Ramón y Cajal.
Los establecimientos de ese tipo, explica María José Campoy, de 52 años, permite tratar con material diferente: “Es un negocio que abarca mucho, tiene muchas cosas; no se te hace pesado, siempre hay mercancía nueva”.
En el local vende material escolar y de oficina, como bolígrafos y subrayadores, estuches, así como las carpetas de moda, cuadernos y recambios de hojas, libros para colorear o purpurina para hacer manualidades. Una variedad de piezas con formas y colores diferentes que permiten al visitante entretenerse tan solo observándolas.
También se pueden adquirir los periódicos del día y hacer fotocopias, encuadernaciones y plastificaciones. Por este motivo, la ceutí no tuvo que bajar la persiana durante el primer estado de alarma. “No he cerrado por el tema de la prensa, la comunicación, los correos electrónicos, las impresiones... No he estado todo el horario que yo tenía pero he estado abierta”, relata la propietaria de ‘Papelería Lorca’. Aunque la tienda, que lleva funcionando siete años y medio, se ha resentido por la pandemia, “como todos”, puntualiza María José Campoy, y su recuperación es “lenta”. “Pero bueno, vamos sobreviviendo que ya es mucho, la verdad”, conviene la comerciante.