Lidia Mateo Díaz se ha criado entre bobinas de hilo, pasamanerías y cintas de raso. Confiesa que desde pequeña estaba acostumbrada al ruido de la máquina de coser de su madre, Manoli Díaz Sánchez, que cuando se portaba mal la hacía ayudarle a ordenar la tienda o hacer manualidades. De ella es de quien ha aprendido todo sobre este mundo de la costura ya que sus padres tuvieron una tienda anteriormente.
“Prácticamente surgió así por el tema de estudiar. Yo quería estudiar una cosa, no tuve oportunidad y como mi madre años atrás tenía ella la misma mercería, que se llamaba ‘El Rincón de la Costura’ y estaba en la Galería Roma hace años. Tuvo que cerrarla y cinco o seis años después como teníamos la mercancía, los muebles y todo, abrí yo esta y la verdad que bien”, recuerda Lidia Mateo Díaz, propietaria de ‘Mercería Lidia’.
El 5 de octubre de 2005 Lidia comenzó su propia andadura vendiendo algunas cosas de mercería en una pequeña tienda en el Ceuta Center. Seis años después, se trasladó a la calle Independencia, número 15, donde fundó la tienda que sigue casi intacta a día a de hoy.
“Con ayuda de mis padres la abrimos cuando tenía yo 19 años y mi madre ha estado siempre conmigo. Llevamos 15 años prácticamente, aunque aquí llevamos unos 8 o 9 porque antes estábamos en Ceuta Center y nos vinimos aquí porque parece que hay más tránsito de personas. Hacemos trabajos de costura, vendemos prácticamente todo lo que es de mercería, hilos para hacer crochet, lana y de todo. Todo lo relacionado con la mercería pueden encontrarlo aquí”, continua.
Desde aquellos tiempos hasta hoy han cambiando mucho las demandas de los ceutíes. Ha cambiado la forma de la costura: antes se cosía más a mano y ahora son pocos los talleres de costura que quedan en nuestra ciudad.
“Aparte lo que más ha subido el negocio ha sido el trabajo de manos porque hacemos los arreglos de costura, moñas a juego con los vestidos, pintados a mano, atrapasueños...cualquier tipo de manualidad la verdad porque para eso tenemos buenas manos”.
Una pequeña mercería a la que han afectado mucho estos meses de confinamiento, pero que hizo una gran labor durante la pandemia dando material y que ha tenido que adaptarse para garantizar siempre la seguridad de los clientes, que ahora no pueden entrar en el interior.
“Estuvimos los dos o tres meses del confinamiento cerrados y durante la pandemia nos llamaban de muchos sitios por el tema de los elásticos para las mascarillas cuando estaba la gente haciendo mascarillas solidarias y estuvimos repartiendo casi todos los días. Además, muchas clientas estaban aburridas y nos pedían cosas para hacer en casa, pero ahora poco a poco vamos bien”.
Algo que los ceutíes han sabido agradecer con su fidelidad y consiguiendo que sea de las pocas mercerías que persisten en la ciudad.