A la ‘Floristería Lara’, situada en el centro de Ceuta, la respaldan casi 54 años de historia. La fundaron Francisca Muñoz y Alfonso Julio Lara, los tíos de los dueños actuales. El sueño de la mujer era dedicarse a cuidar y vender flores, y su marido había trabajado de forma esporádica con las plantas para un amigo suyo, conocido como ‘Peregrina’. “Como no tenían un trabajo fijo decidieron ponerse ellos a vender flores. Primero no tenían un kiosco físico, vendían por la calle, tenían un puestecito en la Plaza Ruiz”, explica María del Mar Muñoz, una de las sobrinas del matrimonio. El comercio se trasladó luego a la plaza de los Reyes —donde ha pasado por tres zonas distintas— y, más tarde, abrieron un puesto en el Mercado de Abastos.
Pronto se unió el padre de los propietarios de ahora, que son Paco, Javier, María del Mar e Isabel Muñoz Garrucho. “Mi padre trabajaba en un puesto de fruta y como el pobre estaba también muy sacrificadillo, mi tía le dijo: ‘Déjalo y vente a trabajar conmigo’. Y ya se unió a esa sociedad”, detalla María del Mar Muñoz. Ninguno de los cuatro hermanos quiso estudiar, añade, y prefirieron entrar en el negocio. Como sus tíos no tuvieron hijos, son ellos quienes se encargaron de sacar adelante el comercio.
En la floristería se pueden adquirir desde rosas, claveles y margaritas hasta bonsáis, limonium, orientales y pothos. Aunque al principio, especifica Muñoz, era más complicado encontrar y mantener tanta variedad de flores y plantas: “Ellos se abastecían mucho de flores de Marruecos, mi padre iba dos días por semana y compraba”. Luego se incrementó el número de viveros en la Península, y se traen productos sobre todo de Cádiz.
En 2020, la pandemia frustró parte de las festividades en las que los Muñoz Garrucho venden más volumen de mercancía, como el día del padre y el de la madre, Semana Santa, las bodas y comuniones y otros eventos con ofrendas florales. Sin embargo, los hermanos aseguran que, a diferencia de otros negocios, las floristerías han experimentado cierto resurgimiento. Según cuenta María del Mar Muñoz, la clientela ha respondido y acude a diario para comprar. “Nunca podremos tener palabras para agradecerle”, determina la ceutí.
Antes de la llegada de la covid, la venta se concentraba más en los viernes y el fin de semana, pero ahora tienen compradores cada día. “También las flores y las plantas dan vida, entonces la gente creo que necesita algo de alegría y vitalidad”, reflexiona. Muñoz añade que con el pasado 2 de mayo se formaron unas colas largas de clientes, quizá porque se valora más que nunca a los mayores o se quiere tener el detalle que no se pudo otorgar en 2020 durante el primer domingo de mayo.
María del Mar empezó a ayudar en el negocio con solo 13 años de manera discontinua; para los hermanos Muñoz Garrucho, ‘Floristería Lara’ constituye su vida. Se les puede encontrar a diario tanto en el Mercado Central como en el pequeño kiosco propiedad de la Ciudad, aunque muchas veces, cuando llueve, deben cerrar este punto de la plaza de los Reyes porque el local no está habilitado —no hay ventanas para atender a través de ella— y se mojan.