Juan Carlos Ramírez Sepúlveda lleva más de 30 años dedicado a los embutidos y fiambres elaborados con carne de cerdo. Aprendió el oficio de la mano de su tío en un negocio familiar que tenía la familia en la Plaza Azcárate, en Ceuta, pero en 1997 decidió lanzarse a la aventura y se atrevió a abrir su charcutería en el Mercado Real 90.
“En el mercado llevo desde el año 1997, o sea que son ya unos 24 o 25 años y anteriormente estuve en ‘Hermanos Mendoza’, que son familiares míos y de ahí ya pegué el salto para independizarme, pero ahí fue donde aprendí mucho de lo que sé. Fue el destino, ellos me dijeron que me fuera con ellos a la charcutería. La verdad que me fue gustando cada vez más, llegamos a montar este negocio y gracias a Dios nos ha ido bien”, rememoraba Juan Carlos Ramírez, propietario de ‘Charcutería Juan Carlos’.
Otro motivo por el que Juan Carlos abrió este rincón del buen jamón es porque sabe que en España el cerdo y sus casi infinitas variantes son literalmente adorados por muchos. Empezaron solo con este manjar y poco a poco fueron ampliando el negocio e introduciendo nuevos productos.
“Antes estábamos en otro local aquí en el mercado hasta que se quedó este puesto vacío que estaba mejor situado al estar al lado de la puerta y nos vinimos aquí. Fue entonces cuando ampliamos la plantilla y empezamos a tener empleados también. Y nada aquí seguimos luchando todos los días”.
Aunque, sin duda alguna, el producto estrella sigue siendo el jamón. “Sobre todo jamón, pero ahora también nos estamos metiendo mucho en el mundo del queso. Además, tenemos vinos y somos distribuidores de vinos de la Península aquí en Ceuta, y otros mucho más productos como anchoas, patés artesanales, mieles, pero sobre todo ahora a lo que le estamos dando más fuerte es al queso porque por el jamón ya conocidos en toda la ciudad”, explicaba el dueño de la tienda.
Tanto es así que los vecinos de la zona, y de otros barrios de Ceuta, acuden a la charcutería de Juan Carlos para llevarse un buen queso o un buen jamón. Esto ha hecho que esta carnicería no haya sufrido tanto las consecuencias derivadas de la pandemia.
“Estuvimos con todo abierto y sin problemas. En el confinamiento estuvimos sirviendo mucho a domicilio y recibimos muchos pedidos por WhatsApp. La gente, lógicamente, tenía miedo a salir y como pudimos seguimos abasteciendo a los clientes”, recuerda.
Juan Carlos espera poder seguir al pie del cañón muchos años más para poder seguir prestando el mejor servicio a todos sus clientes hasta que llegue su ansiada jubilación.