Con toda una vida dedicada a la hostelería, cuando Ali Mohamed y Hassan Abghour se vieron sin empleo, decidieron emprender. Habían trabajado en la antigua Cafetería Solano del Polígono Virgen de África hasta que se quedaron en paro.
“Nos costó, empezar un negocio hoy en día es costoso”, admite Ali Mohamed, de 45 años, socio de Cafetería Amigos D’Solano. Primero se lanzaron con un local más reducido, con apenas seis mesas, en 2012: “Vimos que íbamos más o menos bien, que la gente respondía (nuestros clientes son fieles), y ya hemos decidido coger este negocio más grande”. Cinco años después, se trasladaron al establecimiento actual.
“Como los clientes nos conocen del Solano, pues nos hemos quedado con ese nombre”, ríe el hostelero. A la cafetería, situada en el centro comercial, acude todo tipo de clientes, sobre todo vecinos y trabajadores de la zona. Unas caras habituales que permite a los socios mantener una relación muy cercana, apunta Ali: “Por eso también se llama Amigos”.
El negocio tiene una oferta variada para satisfacer la demanda, que se concentra en la mañana, con desayunos y almuerzos, y a media tarde con las meriendas. Sirven “pan de makla con atún y queso fresco, la raghaif agridulce –que es con miel–, el té moruno…”, empieza a enumerar Ali Mohamed.
Desayunos y meriendas
Además, tienen bollería, muffins y batidos. Pero el producto estrella lleva el nombre de la casa: el sándwich Solano. El hostelero apunta a que es un producto de grandes dimensiones y lleva como ingredientes principales el lomo adobado, el beicon y el huevo. Ali se muestra orgulloso de la cafetería: “A la gente le encanta nuestro café, nuestro producto, nuestro servicio”.
Como a tantos otros locales, la irrupción de la pandemia golpeó con fuerza el negocio. “Cuando nos confinaron estuvimos dos meses fatal”, confiesa el socio.
Cuando en Ceuta se empezó a salir del aislamiento domiciliario, Cafetería Amigos D’Solano trató de empezar con el servicio a domicilio, pero “no salió bien”, cuenta Ali Mohamed. “Aquí no respondió la gente; quiere el trato de camarero cara a cara”, deduce. En mayo retomaron por fin la actividad, ya que disponen de terraza.
“La recuperación nos costó, y ahora ya parece que, poquito a poco, vamos arrancando”. Y, a principios de verano, recobraron a uno de los dos empleados de La Cafetería Amigos D’Solano –Mohamed Elkhamleche y Adil El Ouareti– y unas semanas más tarde al otro, que habían estado en ERTE.
Por suerte, argumenta Ali, la amplitud del establecimiento les ha permitido ofrecer a la clientela un lugar donde almorzar con seguridad. A pesar de albergar muchas mesas, se puede mantener un espacio considerable entre los consumidores y ventilar el lugar, con lo que el negocio se ha vuelto a llenar de vida.
Mucha suerte a la gente trabajadora y de bien 👍🏻 !!!! Animo !