Llevan solo tres meses y ya se están asentando en las despensas de los vecinos de Ceuta. ‘Baharat, tu tienda a granel’ es un negocio familiar que acaba de abrir en el centro de la ciudad autónoma y que se inspiró en un comercio similar de Melilla.
Hallar Ahmed Semlali es la propietaria de esta tienda ubicada en el 108 de la calle Real. Como la emprendedora ceutí, de 25 años, está terminando su grado universitario en Enfermería, es su padre, Mohamed Ahmed Butahar, quien se encarga del establecimiento. Aunque este caballa de 55 años acumula a sus espaldas una larga trayectoria comercial. La familia tenía una nave en el polígono del Tarajal, pero con el cierre de la frontera con Marruecos, tuvieron que cerrar.
Baharat significa en árabe ‘mezcla de especias’ ; el local se llama así porque en él se pueden encontrar 50 variedades. Pero también hay seis tipos de café, 25 clases de té y 19 de miel; así como hierbas aromáticas, frutas deshidratadas, raíces de cúrcuma y jengibre, arroces, legumbres y aceite.
Además, se pueden adquirir frutos secos cubiertos de chocolate y distintas harinas, como de espelta, maíz, avena o almendras. Una gran cantidad de productos que provienen sobre todo de la Península y que atraen a los paladares más exigentes. Venden también algunas tazas, vasos turcos y termos, y moldes y cajas para repostería.
El padre de la propietaria tenía una nave en el Tarajal que tuvo que cerrar tras la pandemia
Hallar Ahmed y su marido residían en Melilla cuando conocieron ‘Kif-Kif’. Llegaron a un acuerdo con el propietario de la tienda melillense, que no solo se volvió su principal proveedor, también les asesoró para poner en marcha el comercio. “Nosotros vimos que ese negocio podía funcionar aquí y nos embarcamos en ello en una época muy difícil, de pandemia y que los negocios están cerrando. Fuimos un poquito valientes”, admite su padre. Además, emprender requirió un “proceso acelerado de aprendizaje” para toda la familia.
A Mohamed Ahmed el proyecto le está resultando una “experiencia muy bonita”, en la que la relación asidua con los clientes los está convirtiendo en “amigos”. Y el ceutí se muestra ilusionado y satisfecho, contento: “A mí me gusta, soy una persona dicharachera, me gusta hablar y entonces me ha venido perfecto. Con los clientes muchas veces hablamos de la ecología, hablamos de un montón de cosas que me agradan”.
Al local, confiesa, se acercan muchos vecinos del centro de Ceuta, pero también han empezado a acudir caballas de barriadas tan distantes como Benzú o el Príncipe. Y no solo compran productos selectos, sino que disfrutan de la la variedad de aromas que envuelven al visitante al entrar en el local y de un diseño y una decoración que escogió la familia Ahmed, con estanterías y muebles expositores construidos por un carpintero con madera adquirida en Baeza (Jaén).