El sector de la hostelería ha sufrido cambios importantes durante las últimas décadas. Un sector cada vez más competitivo ante el que los clientes se han vuelto mucho más exigentes demandando los mejores servicios y productos. Bien lo sabe Nordin Mehdi Mohamed, que lleva con su cafetería La Alhambra en la Gran Vía desde hace 21 años.
Lleva más de 30 trabajando en el sector, pero no fue hasta 1999 cuando se decidió a comprar este local que antes era una tienda de ropa. “Llevamos 21 años ejerciendo la hostelería aquí en Ceuta con esta cafetería y gracias a Dios me va muy bien”, cuenta Nordin, que a sus 27 años comenzó con este negocio propio aunque ya había trabajado como camarero en otros locales de la ciudad y “mucha gente decía que no iba a triunfar, pero me arriesgué a abrirlo con productos típicos y a día de hoy somos de los pocos que se mantienen abiertos”.
Emprendió una nueva aventura comprando este local, que se convertiría en una cafetería típica árabe, uno de los establecimientos de toda la vida en el centro de la ciudad. “Era una cafetería típica árabe porque en esta zona céntrica nadie se dedicaba a hacer productos típicos y aquí gracias a Dios tenemos una cultura muy buena con las cuatro culturas y a todo el mundo le gusta tomarse su té, aunque no sea musulmán”, comentaba.
Este negocio ha ido evolucionando con el paso de los años. Muchos son los ceutíes que pasan a diario por esta céntrica cafetería a degustar algunos de sus conocidos dulces, tartas, hojaldres, pasteles, bollería o panes recién hechos junto a buen té o café. Esta cafetería siempre ha mantenido esa esencia que la hace tan característica: su té, al ser la primera que abrió en la zona ofreciendo este producto. “Luego lo que son las pastas, los panes típicos redondos, los crepes morunos y muchísimas cosas más y especialidades que tenemos”, prosigue.
Como todos los negocios de la ciudad, se ha visto afectado por las nuevas restricciones, pero ha sabido adaptarse a esta situación para seguir ofreciendo a los ceutíes los desayunos y meriendas de toda la vida y los nuevos productos con los que cuentan.
“Estuvimos cerrados los tres meses y nos fue mal como a cualquier empresario aquí en Ceuta por la pandemia. Pero, teniendo paciencia y luego que después de la tormenta viene la tempestad, pues gracias a Dios ha pasado todo lo malo y ahora estamos notando que está yendo todo bien”, continuó.
Una mala racha que van solventando gracias a la respuesta de los clientes, que ha sido inmejorable y un negocio que es mucho más que eso. “Todavía me mantengo con los tres trabajadores que tengo, aunque somos como una gran familia y una piña. Yo siempre digo que no son trabajadores, sino amigos y el negocio que tengo yo es familiar”, concluyó.
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