Después de meses en los que solo se los ha escuchado en la intimidad, los alumnos del Conservatorio ‘Ángel García Ruiz’ de Ceuta han tenido público frente a ellos. Ocho grupos de matriculados han interpretado piezas de música clásica y de película en el Teatro Auditorio del Revellín.
La actuación ha sido una muestra de su trabajo durante el último trimestre y también un aliciente para que continúen en el desarrollo de su talento. El espectáculo ha comprendido dieciséis intervenciones.
Solos, en conjunto con varios instrumentos, en el Coro 80 aniversario o en la orquesta elemental o profesional, han salido al escenario bajo el silencio de unos asistentes que han estado atentos a todos sus pasos.
Diferentes edades
Los participantes proceden de los diferentes cursos del Conservatorio. Todos ellos, de distintas edades, se han fusionado sobre las tablas para ofrecer un variado repertorio. Sonatas, bandas sonoras, cánones o canciones populares han sido parte del programa.
Las melodías que han resonado entre las butacas han sido elegidas por los propios alumnos. Esta cita ya es tradicional en la ciudad y tiene por objetivo mostrar los frutos del trabajo de docentes y estudiantes del centro.
“Este evento es para demostrar que tocan muy bien y que en este conservatorio hay mucho nivel”, ha destacado Susana Huertas, docente. Los que han tomado parte del acto han sido elegidos tras una audición. Cada profesor se ha encargado de seleccionar de cada clase a los protagonistas de esta jornada repleta de ritmo y compás.
Tonos de alegría
Sin apenas murmurar, los presentes han disfrutado de este concierto. Familiares y amigos han arropado a los músicos con aplausos. Después de una primera interpretación más alegórica, han llegado las suaves notas de una joven vestida de negro al piano. Rápida ha entregado su propuesta. Le ha seguido otra de edad similar, con su diadema blanca.
Después de esta sesión de teclado, ha llegado el turno del viento. Bajo una música de fondo de apoyo, una de las matriculadas ha tocado una suave melodía. Las intervenciones han sido breves, pero muy sonoras y bien acogidas por los asistentes. Ese estilo alegre del inicio ha sido sustituido por otro más melancólico de la mano de una flauta travesera que a la que una chica ha dado voz con ternura.
La actuación ha tenido nombre de mujer. Muchas han sido las que han expuesto su práctica durante su recorrido por el centro. Pelo recogido, con vestidos o camisetas de verano coloridas, se han exhibido al público marcadas por una total seriedad. Como si se tratara de una responsabilidad, todos han emergido uno a uno ante la luz de los focos con un semblante solmene para dar vida a diferentes instrumentos.
Más allá de la música
Cada ceutí que entra al Conservatorio aprende fundamentalmente a hilvanar música en sus manos o a través de la garganta. Sin embargo, las lecciones van más allá de esta enseñanza.
“Es beneficioso para mejorar aspectos como la concentración y la organización”, ha manifestado. “El Conservatorio les da una disciplina que no suelen tener otros niños que no están inscritos”, ha expresado. “La memoria también se desarrolla mucho a través de esta actividad”, ha recordado. Generalmente, empiezan a los ocho años, que es el momento adecuado para emprender este camino, según ha relatado Huertas.
Lo cierto es que, aunque generalmente esta clase de preparación se vincula a la infancia, no se ciñe solo a ella. Cualquier persona puede apuntarse. “Los mayores son los mejores alumnos”, ha incidido. “Algunos han señalado que nunca habían pensado en su vida que estarían con cincuenta estudiando esto”, ha señalado. “Creo que aquí en Ceuta somos de los pocos en España que acepta a matriculados de cualquier edad”.
El curso que viene, el ‘Ángel García Ruiz’ tendrá algunas plazas libres para todo el que esté interesado en unirse. El hecho de tener más aforo no es porque haya alumnos “que se hayan rendido” o lo hayan dejado de forma voluntaria. Se debe más bien a traslados por motivos laborales de los progenitores.