Sanidad dice que va a dedicar 35.000 euros a la inhumación de fallecidos sin recursos. Vaya, habrá que darle palmaditas a este Gobierno por subsanar, sin reconocerlo, el error garrafal de la licitación de marzo.
Aún le queda mucho camino por recorrer en esto de convertirse en una administración para todos, también para los que nada tienen.
Atender los entierros de personas sin identificar o sin recursos es una nimiedad dentro del gran olvido que tiene la administración en este ámbito, tanto la Ciudad como Justicia, cada una dentro de sus competencias.
A pesar de las quejas publicadas son incapaces de disponer de cámaras con garantías suficientes como para mantener un tiempo prudencial los cuerpos sin vida con el ánimo de que puedan aparecer familias que los identifiquen. Aquí hemos tenido que enterrar cadáveres una mañana por cuestión de salud pública dado el estado de las neveras.
Solo horas después han aparecido familiares que hubieran hecho lo posible por conseguir una repatriación de haber llegado a tiempo.
Mantener esos cuerpos era inviable en unas instalaciones caducas y con unos medios inválidos.
Pero hablamos de fallecidos, de muertos que además no están identificados. No les importan a casi nadie y además no dan votos, por eso a la administración le importa bien poco cómo se proceda y a costa de qué.
Seguimos sin tener un tanatorio, una sala en la que poder mantener con garantías los cuerpos con dignidad. Se ha pedido, se ha comprometido pero los muertos no votan. Y estos además ni siquiera importan.
La Ciudad es competente en salud pública pero sin embargo no dispone de recursos suficientes para atender este tipo de casos. De esto no se habla, tampoco nos dicen por qué.