Mariam ha fallecido
antes de poder llegar a Ceuta. Su traslado desde el
Hospital Universitario 'Mohamed VI' en
Tánger a la ciudad autónoma era la única esperanza de su marido Younes para mantenerla con vida. Un final feliz que no ha sido posible para esta pareja marroquí afincada en Barcelona que buscaba la manera de volver juntos a casa. Sus hijas "no entienden" lo que sucede y mientras la pequeña, de tan solo un año, llora desconsolada sin saber dónde está su madre, la mayor, de cinco, pregunta sin encontrar una respuesta que la satisfaga. Su padre, roto de dolor, tampoco sabe qué decirle. Hace poco más de diez días Younes ya alertaba de la falta de cuidados que estaba recibiendo su esposa en el centro tangerino. "Si la dejo ahí seguro que va a
morir", llegó a decir. El pasado mes de mayo habían sufrido un accidente en Larache durante sus vacaciones del que ella salió mal parada: un politraumatismo craneal con varias fracturas en la cabeza y hemorragias internas hizo que tuviese que ser intubada y derivada a la Unidad de Cuidados Intensivos. Allí estuvo algo más de dos meses en coma. Cuando a finales de julio abrió los ojos parecía que todo iba a mejorar, sin embargo, la noticia con la que soñaba la familia pronto se convirtió en una pesadilla que terminó por hacerse realidad 24 horas después de que Younes compartiese su historia con El Faro de Ceuta. "Su hermano fue a verla el viernes por la mañana y notó que no respiraba bien, así que fue a hablar con el director, que le dijo que no podía saberlo, logró que la llevasen de nuevo a la UCI, pero fue demasiado tarde, no aguantó ni diez horas", relata con dificultad por la emoción el ahora viudo. Eran las 9.30 del sábado 12 de agosto. Él, que había vuelto a Barcelona para continuar trabajando, cogió el primer vuelo de la tarde y el domingo enterró en Larache a Mariam.
Una muerte evitable y dos niñas sin madre
Desde entonces vive sumido en un sinfín de papeleo. Asume que la muerte de su mujer se habría podido evitar ya que considera que "las enfermeras no hicieron su trabajo", pero pensar en poner una denuncia ante lo que considera una negligencia "no es fácil". La burocracia es infinita y sus recursos limitados. "Siento que voy a perder tiempo y dinero", confiesa. La prioridad ahora mismo es sacar adelante a sus hijas, para ellas "es muy duro, lo están pasando muy mal". Y lo será más cuando llegue septiembre. "La mayor se viene conmigo a Barcelona, he conseguido que me cambien el turno, trabajaré de 8 a 15, así la puedo llevar y traer al colegio", cuenta. Prosigue con un nudo en la garganta: "La pequeña de momento tendrá que quedarse en Marruecos con la familia, no puedo atender yo solo a las dos, más adelante veremos cómo lo hacemos". Al final la única certeza de Younes es que, de un modo u otro, tendrá que salir adelante.