Ceuta tiene que lamentar una nueva víctima mortal por coronavirus, un golpe más de una pandemia que un año después sigue sin remitir y que alcanza ya casi el centenar de fallecimientos, un dato terrible. En esta ocasión se trata de un hombre, de 53 años de edad, que estaba ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital, donde esta mañana había siete personas ingresadas según los últimos datos ofrecidos por Sanidad e Ingesa.
El fallecido es José Antonio Pérez, un "caballa de adopción", como ha comentado la familia a este periódico, ya que nació en Ceuta pero hace 22 años vino a vivir y trabajar en nuestra ciudad. Así, son ya 95 las víctimas mortales que deja a su paso el coronavirus. Cada vez más cerca del centenar de muertes -una cifra que tiene que hacer reflexionar a toda nuestra población- en este último lunes de marzo se ha registrado este nuevo fallecimiento.
El último fallecimiento confirmado antes de el que hemos conocido durante esta jornada fue el de un hombre que perdía la vida un vecino de Benzú con tan solo 58 años, hace ahora seis días. Su esposa, de 51, también perecía 20 días antes que él a causa de esta misma enfermedad recordando con ello que la COVID-19 no es un virus que resulte letal tan solo a edades avanzadas. Y que también puede destrozar familias, como fue este caso.
Las autoridades sanitarias y la propia ciudadanía continúan a diario tratando de mantener y cumplir las medidas de salud pública que se han instaurado para controlar el avance de la pandemia. Mascarillas, geles hidroalcohólicos y distanciamiento social son algunas de las claves para tratar de contener posibles brotes. De hecho, el equipo de Medicina Preventiva del Hospital Universitario (HUCE) advertía en recientes informes del ascenso de los contagios en entornos familiares, habiendo retornado Ceuta a la situación de riesgo extremo por la alta incidencia acumulada en los últimos días.
Ante la previsión de un aumento de los contagios durante las fiestas de Semana Santa, el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) recomendaba a la población reducir la movilidad especialmente durante los fines de semana, siguiendo la misma línea que dilucidaban las investigaciones de los profesionales del Hospital que señalaban la relación entre el aumento de casos y las reuniones entre familiares.
Ha pasado más de un año desde que este virus, prácticamente desconocido para la mayoría de la población, irrumpió en nuestras vidas condicionando el día a día que hasta entonces conocíamos. Toda la atención está depositada en la posibilidad de una inoculación que alcance a toda la población y que nos permita, poco a poco, recuperarnos del daño sanitario, social y económico que ha provocado en nuestras vidas.