Clava sus dedos en el barranco.
Se aferra a las manos de la cordillera.
Gime lágrimas de nieve.
Como si algo celestial aconteciera.
¡Respira! Hinchando los pumones por la ladera.
Lucha monte con monte contra el frío.
Eternamente unidos pese al cortafuegos.
Imperecederamente en pie sobre la cantera.
Poderosos gigantes de tierra y piedra.
¡Sus cuevas! Ojos que miran sin juzgar a ciegas.
Nacimiento de valientes afluentes.
Claro de luna que aúlla en la serranía.
Espejo de soles incandescentes.
Resignación en sus zonas más sombrías.
¡Salud! Ha brotado la manzanilla.
Tomillares y enebros.
No hay secretos, solo ecos.
Sobran palabras huecas.
Pues en silencio nunca más se dijo.
Porque en el monte no cabe la mentira…
Una gota se transforma en hielo.
Hielo del que nace nieve.
Nieve que derrama lágrimas.
¡Sueña el monte con ser rio!
Y solloza de alegría.