El expolítico Mohamed Alí, acusado en el ‘caso Emvicesa’ cuyo juicio se sigue desde finales de octubre en la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, ha rememorado este jueves no solo la declaración a ciegas que tuvo que hacer en el juzgado cuando se le detuvo sin saber el motivo sino también el posterior escarnio público al que se ha visto sometido tanto él como sus familiares directos.
En respuesta a su abogada Isabel Valriberas, Alí ha puesto sobre escena esos momentos vividos hace más de seis años cuando se le llamó por teléfono para decirle que se le detenía sin lograr siquiera saber a qué se debía esta intervención policial y posteriormente judicial que terminó marcando su vida personal y su carrera política.
“Ese día no estaba en mi despacho, acababa de salir. Acudía con mi compañero Juan Luis Aróstegui al puerto cuando los policías acudieron a mi despacho. Recibo entonces una llamada del inspector instructor de la causa en la que me dice ‘tengo que detenerte’. Le pregunté el motivo y me respondió ‘no hay motivo’. Le respondí que no hacía falta que me detuviera que iba yo”.
“Al entrar en la comisaría me dijo que tenía que acompañarle, entramos en un despacho y ahí me dijo ‘tengo que leerle los cargos’: cohecho, malversación, prevaricación… Le pedí información y me dijo que lo mejor que podía hacer era esperar por la tarde que iba al juzgado. No sabía ni de qué iba. Nos quedamos en el despacho desde las 10 de la mañana hasta las ocho de la noche cuando nos trasladan al juzgado”, ha recordado.
Las condiciones infrahumanas de la detención
Allí viviría unas condiciones infrahumanas que se extrapolan a los casos vividos por otros acusados. “Cuando traen a los tres políticos, a Rabea la dejan en la escalera y a Susana en el garaje con una ventolera que hacía cuando estaba delicada de salud. Le dije al policía que me iba yo al garaje para que Susana estuviera mejor y me dijo ‘tengo instrucciones de que esto se quede así, no se puede mover nadie’. Nos dejaron una hora ahí y cuando subimos a declarar a ciegas la jueza no nos exhibió nada, no había secretario, estaba la declaración duplicada...”.
“Hay una parte de la declaración que no se incorpora. Quiero que la Sala sepa qué pasó porque cuando me dijo la jueza si quería añadir algo le dije que sí, que quiero preguntar el motivo de la detención porque tiene que venir justificada. ¿Era necesaria mi detención? No me contestó ni recogió nada de eso. Me llamó la atención que se nos hizo una advertencia de que no podíamos hacer declaraciones a la salida del juzgado” en donde esperaba la prensa.
A esas condiciones se le añadirían otras peores movidas por el posterior escarnio público que ha afectado de lleno a su familia.
¿Está valorado el escarnio público?
“El escarnio público no sé si está valorado. Esa detención de esta manera… Ya no supone el tema de que te digan corrupto… Me encontré en las dos semanas siguientes que me quería ir de Ceuta. En la puerta de casa de mis padres aparecen pintadas de corrupto y ladrón; mi hijo que nunca había tenido problemas en el instituto tuvo una pelea y posterior expulsión por este motivo… ya no ha sido el mismo”.
“Ocurrieron casos hasta el punto de que comiendo con la familia en un restaurante un señor empezó a dar voces de que los políticos eran corruptos. Quiero poner en valor ante la Sala el escarnio público al que fuimos sometidos. Yo como un loco kamikaze aguante además años en política con la ristra de corrupto. Y quiero poner en valor que este tipo de detenciones hacen mucho daño no solo a las personas sino a las familiares”.
Alí ha intentado explicar el trabajo que desempeñaba la Comisión Local de la Vivienda cuando a preguntas de la Fiscalía se le ha preguntado sobre su declaración en instrucción o sobre el papel de este organismo con las listas. El expolítico ha repetido en varias ocasiones que no puede ratificar una declaración que fue efectuada sin conocimiento de lo que estaba pasando.
20 años de concejal y su papel en la Comisión Local de la Vivienda
Tras 20 años de concejal siempre en la oposición, Alí fue miembro de la Comisión Local de la Vivienda participando de la misma como parte de un grupo minoritario, sin recursos materiales y teniendo que afrontar multitud de tareas.
Conocía de la normativa en materia de vivienda pero no al detalle, consideraba que existía personal, técnicos y jurídicos conocedores.
En 2013 acudió a una tercera comisión en la que se le convoca como concejal para que se les diera cuenta de la finalización del procedimiento de las 170. “Doy por sentado que está todo bien, creo que han hecho las cosas bien personas que no dependían de mí. Entiendo que en otras promociones se han hecho bien las cosas, nadie me dice que haya un problema”, ha insistido a la Fiscalía.
Alí ha recordado que para él fue un hito la construcción de las 170 y 317 financiadas por el Estado, considerando que todo se estaba haciendo perfectamente. Ha lamentado que la redacción errónea de un acta haya llevado a esta situación de tener que enfrentarse a años de inhabilitación por prevaricación.
Una declaración a ciegas y la vivienda de una familiar
“No me ratifico en la declaración” que se hizo en instrucción “porque no sabíamos de qué se nos preguntaba. Se me preguntan cosas desde 2004. El 13 de febrero de 2013 no aprobamos ninguna lista, las casas estaban ya adjudicadas, es evidente que el acta no estaba redactada bien porque recoge dar cuenta, no habla de aprobar. Es un error de redacción porque no aprobamos ninguna lista ni se votó nada”.
El juicio parece poner en entredicho el funcionamiento de la Administración por la cantidad de deficiencias y disparidad de criterios que están evidenciándose.
Sobre el detalle de que una familiar aparezca como adjudicataria de una vivienda de las 170, Alí ha hecho hincapié en que se trata de su cuñada a la que ni siquiera se le ha llamado a declarar en instrucción y que cumplía con todos los requisitos: 3 hijos, familia monoparental y numerosa además de estar registrada en Servicios Sociales durante toda su vida. “Si cumplía los requisitos yo no podía evitar, no tuve que ver absolutamente nada, ni podía influir en nada”.
Que aquello se haya convertido en otro guetto lo explica todo
Ahora que lo diga son llorar.