Miramar Alto nació hace 26 años. En 1989 ya vivían allí los primeros vecinos y hoy se han sumado a la barriada los bloques de Mirasol y Césped, llegando a alcanzar las 300 viviendas.
Es un barrio tranquilo, según dicen sus vecinos, pero echan de menos una mayor presencia policial en la zona. “Vienen poco y suelen hacerlo en coche, pero no pasean como siempre hemos solicitado. No pedimos un policía por vecino ni por bloque, pero sí que den sus paseos por aquí, que los vamos a recibir con los brazos abiertos”, apunta el presidente de la asociación de vecinos Miramar Alto, José Ramos.
Pese a ser una barriada joven, las fachadas ya empiezan a notar el paso del tiempo, seguramente por el levante que combate la zona. La asociación de vecinos ha solicitado entrar en el Plan de Rehabilitación de Fachadas, en el que los propietarios de las viviendas colaborarían económicamente, siempre y cuando se les ofrezcan facilidades. “No queremos que nos lo hagan gratis, pero el montante económico es muy alto y no disponemos de él. Lo que queremos es entrar en ese plan y pagar la parte que nos corresponda en cómodos plazos o en el recibo del agua o la luz. El centro es la postal de la ciudad y lo que ven los visitantes, pero si los barrios también están bonitos, lo estará toda la ciudad”, asevera Ramos.
Aunque, en general, los vecinos no presentan quejas con el saneamiento, no ocurre lo mismo con el bloque Mirasol. Hace un tiempo colocaron una puerta para cerrar un patio común y evitar así el trasiego de indeseables y la celebración de botellones. Pero lo que se ha ganado en seguridad se ha perdido en higiene. Esta puerta impide el paso de las brigadas de limpieza, aunque las dificultades no acaban ahí. Una vez en el patio, una segunda puerta de hierro supone un nuevo handicap. Allí se encuentran las tuberías que están dejando escapar aguas fecales, pero la puerta no puede abrirse. Se ha oxidado y es necesario tirarla para acceder a la red de saneamiento. “Lo que está saliendo son aguas residuales que caen porque hay tuberías rotas, pero para arreglarlo lo primero es abrir la puerta. La Ciudad no se niega a venir a limpiar pero los vecinos tienen que estar pendientes de abrir la puerta a las brigadas”, insiste el presidente vecinal.
Nuevos bancos y solicitud de ayuda para sus vecinos de Miramar Bajo
Junto a las fachadas, los bancos también muestran el paso de los años. La erosión los ha deteriorado, aunque en breve serán sustituidos por otros. “Aunque estamos encantados con ellos, están hechos con gavillas de hierro y la erosión los ha destrozado, por lo que tenemos que cambiarlos. Ahora serán de hierro y madera y, aunque durarán menos, es necesario sustituirlos porque no están en las condiciones óptimas”.
Otro de los logros de la asociación de vecinos es la retirada de seis arcos de gran tonelaje que coronaban las fachadas. Hoy Ramos, hace un llamamiento para que esta actuación también se acometa en Miramar Bajo, donde sufren el mismo problema, aunque con uno solo de estos elementos arquitectónicos. “Los solicitamos a la Ciudad y los quitaron. Nos gustaría que también hicieran lo mismo en Miramar Bajo porque allí hay muchos más pisos, se están cayendo los cascotes y un día va a ocurrir un accidente que vamos a lamentar todos. Nosotros teníamos seis arcos y ellos sólo uno, o sea que pedimos que les echen un cable”.
Jardines
Hace unas décadas eran solo restos de escombros, pero hoy en día son unos parterres en los que uno de los vecinos trabaja desde hace años. El resultado: unos jardines que son el orgullo de los vecinos y que lucen así gracias a la labor de Ernesto Parejo, vocal de Medio Ambiente de la asociación de vecinos, que durante dos décadas se ha encargado de su mantenimiento. “Me ayudaban los niños regando a mano con garrafas de agua. Yo era mecánico de coches y yates y cuando me jubilé me dediqué a sacar adelante estos jardines”.
Su labor le ha valido el reconocimiento como Premio Encina y la prueba de su trabajo son los ficus, limoneros, palmera, naranjo, higuera o dama de noche que conforman estas preciosas zonas verdes.
Juan Bravo, siempre en el recuerdo de la barriada
La barriada también tiene espacios para recordar a ilustres ceutíes como Juan Bravo, arqueólogo responsable de la recuperación de innumerables restos ocultos en el fondo del mar.
La idea surgió de Ramos, que propuso que Bravo estuviera siempre presente en esta barriada. “Creo que no ha tenido el reconocimiento suficiente y propusimos esta nomenclatura porque es una barriada cerca del mar y él recuperó muchas cosas de los fondos marinos que hoy están en el Museo de Ceuta. Es un ceutí y muy cercano al mar”.
Los jóvenes emprendedores del barrio
La tienda del barrio, ‘Autoservicio Alimentación Topo’, la regentan Tatiana Martín y su esposo, una joven pareja que un día decidió iniciar su aventura empresarial en el mismo. “Estaba parada y veíamos el local cerrado. Entonces decidimos montar una tienda para la gente del barrio y que abriera todos los días”. Tatiana se muestra feliz en la barriada, un lugar, dice, “donde se vive muy bien, la gente es muy simpática y agradable y todos ayudamos un poco a todos”.
Luis García es el miembro más joven de la asociación vecinal
Era un niño cuando colaboraba en el cuidado de los jardines. Hoy es un joven comprometido con la barriada que forma parte de la junta directiva de la AAVV, como vocal de Deportes. Luis García se encarga de organizar torneos de balonmano y fútbol para niños de entre 7 y 13 años. Es el más joven de la junta e insta a otros chicos a participar en la asociación. “Creo que se deberían animar a participar en el barrio. La juventud debe dar un paso adelante, animarse y organizar cosas porque somos el futuro”, apunta.
Actividades: la lucha por conservar las tradiciones locales
Miramar Alto es una barriada sencilla en la que sus vecinos se implican en las actividades que organizan a lo largo del año. Desde la recepción de los Reyes Magos, la fiesta del barrio, ofrenda de flores, Halloween o carnavales, cuyo disfraz este año de ‘Los Minion’ ha causado furor entre los ceutíes que asistieron a la cabalgata.
Pero si hay una tradición que no están dispuestos a perder esa es, sin lugar a dudas, las cruces de mayo.“Se había perdido un poco, pero estamos animando a la gente y ya llevamos tres semanas preparándola, haciendo las flores de papel y organizando toda la decoración”, asegura la vocal de la AAVV, Isabel María Vega, impulsora de una pequeña Cruz de mayo para los más jóvenes. “Se me vino a la cabeza que los niños también participaran y que hicieran una más pequeña para ellos. Aunque les hemos ayudado, la están haciendo ellos”.