A falta de chaparrones financieros, la crisis económica y crediticia obliga a los creadores con menos recursos a buscar sustento monetario recogiendo lluvia fina. El periodista francés Loïc H. Rechi y el realizador Jonathan Millet son un buen ejemplo de que grano a grano, euro a euro, se puede hacer granero.
Justo antes de Navidad, los miles de mecenas de la web Kisskissbankbank.com les permitieron reunir los 4.000 euros que se habían propuesto obtener para montar y producit (unos 3.500 euros) y ‘mover’ por distintos festivales (otros 500) el documental ‘Ceuta, dulce prisión’.
El sitio francés es una de las referencias internacionales de la llamada ‘financiación en masa’ (del inglés crowdfunding), también denominada ‘financiación colectiva’ o micromecenazgo, una red para recopilar dinero u otros recursos, generalmente a través de Internet, con el fin de financiar esfuerzos e iniciativas de otras personas u organizaciones, desde artistas buscando apoyo de sus seguidores hasta campañas políticas, pasando por el nacimiento de pequeños negocios...
“El dinero recaudado va a servir para pagar una pequeña parte de la post-producción del filme”, ha explicado desde Francia a ‘El Faro’, vía correo electrónico, Rechi, quien recuerda que “esta fase del proyecto puede absorber hasta 30.000 euros durante unas diez semanas”.
Para intentar cubrir una parte mayor del desembolso, la productora ‘Zaradoc’ acaba de lanzar otra campaña de recopilación de fondos en Verkami.com, la versión española de Kisskissbankbank.com, donde se han propuesto obtener 2.000 euros más.
Quien aporte cinco o diez euros, la cantidad mínima, verá su nombre en los créditos oficiales de la película. Si alguien llega a 50 se asegurará una invitación al estreno y un DVD con extras exclusivos, entre otras contrapartidas. Por 500, la aportación máxima contemplada, la empresa o particular benefactora tendrá derecho a acoger donde elija una proyección exclusiva del filme con la asistencia de sus productores.
‘Ceuta, dulce prisión’, película cuyos autores esperan tener finiquitada en verano con “entre 50 y 72 minutos” de duración, “retrata el paso de un indio (Iqbal); un nigeriano (Hakim); dos chadianos (Simon y Mario); por la ciudad autónoma después de dejarlo todo para probar fortura en Europa”. “Tras un viaje de varios años los encontramos atrapados a las puertas de Europa, en Ceuta, junto a otros muchos exiliados aterrizados entre dos continentes, entre dos destinos, con una pared inmensa a un lado y el Estrecho al otro”, resume Rechi.
Él y su compañero conocieron Ceuta en marzo de 2010, cuando vivieron un encuentro “impactante” con los indios que vivían en el monte durante los 8 días que pasaron en la ciudad. “Queríamos hacer un reportaje al uso sobre Ceuta, uno de los últimos muros de Europa, porque en Francia es muy conocido el caso de Calais, donde el flujo de inmigrantes que intentan llegar a Inglaterra debajo de camiones es diario”, amplía.
La ‘cárcel-balneario’
De regreso a Francia vieron que un trabajo periodístico típico se quedaba corto para reflejar esta ciudad. “A los migrantes nadie les obliga a cquedarse en Calais, pero Ceuta es un centro de internamiento con la escala de una ciudad; esa realidad cotidiana de expectación sin respuesta resulta muy complicada de aceptar pese a que muchos ceutíes crean que el CETI no está mal del todo porque ofrece un techo y comida diaria sin pararse a pensar qué supone vivir con diez personas en una habitación sin saber cuánto tiempo se prolongará esa situación tan difícil de aceptar para cualquier ser humano que aspira a un poco de dignidad”, argumenta.
El testimonio de sus cuatro protagonistas y muchos otros inmigrantes teje ‘Ceuta, dulce prisión’, un trabajo que se rodó durante cinco semanas durante los meses de agosto y septiembre de 2011 y que debe su título a un indio en tránsito por la ciudad. “Es una frase de Gurjeet, que no dejaba de destacar que Ceuta puede ser al mismo tiempo una cárcel y un balneario con sol, cierta tranquilidad y un ritmo de vida agradable”. “El recuerdo que se llevan de Ceuta”, termina, “difiere: unos la odian y otros se dan cuenta de que su situación puede volverse peor aún en la Península”, advierten.
Millet y Riche “sueñan”: “Ahora mismo es casi imposible decir dónde podemos proyectar el documental, pero hacerlo en Málaga sería increíble y también tenemos la firme intención de organizar un pase en la ciudad autónoma”, anuncia Riche.
Colaboraciones audiovisuales para ‘saltar’ los muros
“Aumentar la conciencia y el entendimiento mutuo entre comunidades separadas por muros fronterizos”. Es es el objetivo de ‘Connected Walls’ [‘Muros conectados’, en español], el proyecto en el que el director belga Sébastien Wielemans y su productora, ‘Grizzly Films’, pretenden embarcar a jóvenes cinematógrafos de Marruecos, España, Estados Unidos, México, Israel y Palestina para forjar, cada uno con un socio del otro lado de su valla más cercana, diferentes proyectos audiovisuales. El objetivo que ya ha traído a Wielemans a Ceuta es crear tres equipos sobre cada valla para producir un ‘corto’ de no más de 5 minutos “con el muro como telón de fondo” cada diez días. Los internautas podrán apoyar a los mejores para dar pie a un debate y a un pase de estos en Berlín. Se aceptan voluntarios en www.facebook.com/connectedwalls.